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miércoles, 14 de julio de 2021

Estocolmo: ciudad teatral




Estocolmo, la capital de Suecia, es otra de las varias ciudades de el Báltico conocidas como "la Venecia del Norte". La ciudad sorprende a primera vista por su teatralidad, dada fundamentalmente por el contraste de tonos entre su colorida arquitectura en contraposición con su cielo habitualmente gris, con nubes escandalosamente apoteósicas y llamativas. La ciudad está conformada por 14 islas sobre el lago Malaren que se extiende hacia el Báltico en su extremo oriental. Sus múltiples bahías y canales son recorridas por una enorme y eficiente red de ferrys que sirven también a los turistas para darle una mirada distinta y más local a la ciudad. Con más de 700 años de historia la ciudad impacta por su preciosa arquitectura y como ésta se confabula con el clima para transformarla en un verdadero escenario teatral. El paisaje pareciera posar para las fotos que se dan de gran manera desde todos los ángulos. La escenografía es adictiva para quienes, como yo, disfrutan tomando fotos. Es imposible no detenerse cada pocos metros a retratar para la posteridad lo que los ojos tiene en frente. Con el agua como constante protagonista, las decenas de bahías de todos los tamaños ofrecen vistas que calman hasta el alma más inquieta.

 
Bahía Estocolmo.
Estocolmo es la ciudad más grande de Suecia y no llega al millón de habitantes. Es muy tranquila, pareciera no conocer el stress. Nunca se ve gente apurada, corriendo o irritable, realmente envidiable. Al poco llegar se hace inevitable enganchar con este ambiente sereno y pausado.
Uno de los grandes atractivos de Estocolmo son sus decenas de variados museos que están repartidos por toda la ciudad. Yo recomiendo alojarse cerca del parque Kungstradgarden que está bastante central a las islas con más atracciones. Si bien el transporte publico funciona muy bien, la verdad es que la ciudad es perfectamente caminable, lo que la hace aún mas adorable. 

Plaza Stotoget

Gamla Stan (ciudad vieja) es un conjunto de tres islas que concentran el centro histórico de la ciudad. Se le conoce también como "la ciudad entre los puentes" por los 6 puentes que las comunican entre si. Aquí se fundó Estocolmo en 1252 y sus calles aun adoquinadas han sido testigo silencioso del pasar de los siglos. En este pequeño lugar se concentran más de la mitad de los turistas que visitan la ciudad muchas veces por el día en cruceros que recorren el Báltico.
Riksdagshuset
La primera  de las tres islas es la más pequeña, sin embargo no por eso poco importante. Ahí se encuentra el Riksdagshuset, el parlamento sueco, y el Mediltidsmuseet, un museo medieval que yo no tuve oportunidad de conocer. El lugar ofrece además vistas preciosas de la ciudad, sus puentes y bahías. La panorámica es absolutamente notable.  Atravesando un pequeño puente se entra a la isla principal de Gamla Stan. El traslado en el tiempo es inmediato, porque uno se encuentra de frente con el muro lateral del Castillo Real conocido como Kungliga Slottet. La ciudad cambia en unos pocos pasos desde amplias avenidas con gran perspectiva a pequeñas calles angostas y empinadas, tapizadas de adoquines y repleta de pequeños detalles muy escandinavos.

Gamla Stan
Permítase recorrer la isla con calma y detalle, visitando sus principales atractivos. Probablemente el más conocido es el Palacio Real que está enfrentando la Bahia de la ciudad. Construido a finales del siglo XVII es hoy la residencia oficial del Rey Carlos XVI Gustavo, aunque su residencia privada es en el palacio de Drottningholm, a las afueras de la ciudad. Se puede ver el cambio de guardia a las 12:15 cada día; es una ceremonia bastante sencilla pero atractiva. También se puede visitar el museo de la armería que está dentro del palacio. Le recomiendo almorzar al aire libre, si el clima lo permite, para llenarse del aire limpio y fresco que derrocha la ciudad por montones. Hay que tener en cuenta que los mejores meses para visitar Suecia son los de verano, para esquivar el difícil clima de Escandinavia en donde el lago habitualmente se congela, el sol se vuelve esquivo y el clima es absolutamente gélido. Las calles de Gamla Stan esconden muchos secretos, como la escultura pública más pequeña del mundo, conocida como Jarnpojken (chico de hierro). Con solo 14 cm de altura es toda una celebridad en la ciudad y los turistas suelen dejar monedas o dulces que se supone aseguran fertilidad. A media cuadra se encuentra la Catedral de Estocolmo (Storkyrkan) cuyo exterior no presenta mayor atractivo pero su interior es sorprendente y majestuoso. 
Jarnpojken

A solo un par de cuadras de distancia se encontrará con la preciosa iglesia de Santa Gertrudis. Conocida como la iglesia alemana, por la dominación teutona durante la edad media, tiene un campanario que se asoma por todos los rincones de la isla. El museo más popular de esta zona es el del premio Nobel, en la famosa y colorida plaza de Stortoget, la más antigua de toda la ciudad. Regálese deambular y perderse por las calles y sus infinitos recovecos; los adoquines y la pendiente presentan un desafío que sugiero afrontar con zapatos bajos. Hay muchos restaurantes con comida local y muy amablemente atendidos que vale la pena probar.


Iglesia de Santa Gertrudis
Conocer los pequeños negocios de comercio local, con toda clase de productos fabricados en Suecia es otro de los placeres que ofrece la ciudad. Disfrutar de un café admirando la vista o bien una cerveza helada que no necesita jamás una excusa. Si tiene suerte de que le toque buen clima verá como los suecos aprovechan estos días al máximo, repletando las terrazas de sus restaurantes y cafés. No se confíe, el clima es bastante cambiante y una mañana completamente despejada puede dar a una tarde tormentosa, con fuerte viento y nubes dramáticas que hacen de las fotos un espectáculo. 
Marten Trozigs Grand


Otro de los lugares turísticos icónicos de este lugar de la ciudad es Marten Trotzigs Grand, un pequeño callejón que es conocido por ser la calle más angosta y empinada de Estocolmo. Normalmente está llena de turistas durante la mañana ya que la mayoría de ellos viene por el día. Ya después de almuerzo la afluencia de visitantes baja notoriamente y se puede recorrer todo con mucho más calma.

Como estas son islas, es imprescindible dar toda la vuelta a su contorno ya que la vista a la ciudad es muy variada y cambiante dependiendo desde que ángulo se esté ubicado. Con sus infinitas bahías, cada rincón pareciera una ciudad distinta y ofrece postales únicas para disfrutar de una ciudad que vive a un ritmo totalmente distinto al del resto de las capitales de Europa. A ratos pareciera que los suecos no están muy acostumbrados a los turistas, se ven algo tímidos, pero siempre muy amables. 
Gamla Stan

Iglesia Riddarholmen 
Gamlan Stan de noche
La tercera isla de Gamla Stan es la menos visitada de las tres, se trata de Riddarholmen. Yo recomiendo  dedicarle unos minutos por tres razones. La primera es precisamente esa; el que sea la isla menos visitada por los turistas le da un encanto enorme, se puede pasear con calma, hacer fotos con tiempo y tranquilidad y disfrutar del escenario sin la invasión de cientos de personas. La segunda es la preciosa iglesia de Riddarholmen, que es donde descansan los restos de la monarquía Sueca, una preciosura. La tercera razón es llegar al otro extremo de la isla, disfrutar de la "parte trasera" de Estocolmo, la inmensidad de su lago y de la vista al célebre edificio de la municipalidad que alberga cada año la cena anual de los premios Nobel. Después de esto puede ser recomendable volver al hotel por un descanso antes de salir a comer, pero no se pierda la posibilidad de volver a recorrer Gamla Stan de noche, porque todo toma un tono lúgubre, casi medieval y misterioso. 

Bahía Ostermalm 

Museo Vasa
Dejamos atrás el casco antiguo de la ciudad para adentrarnos en Djurgarden, otra de las islas de la ciudad que alberga el que en mi opinión es el mejor museo de Estocolmo y uno de los más atractivos del mundo. Se trata del museo Vasa que es hogar de un antiguo barco de guerra sueco que se hundió en 1628 en su viaje inaugural. El naufragio fue ahí mismo, frente al museo, en la bahía principal de Estocolmo. Se le conoce como el Titanic sueco ya que su viaje inaugural fue largamente esperado y su final tan repentino como trágico. Se cree que alrededor de 50 de los 150 tripulantes murieron ahogados. Lo increíble del Vasa sin embargo no está en su naufragio, sino en el hecho de que estuvo hundido en la bahía durante 333 años.

Vasa
A principios de la década del 50 Anders Franzen, un investigador sueco, se propuso encontrar y reflotar el Vasa sabiendo que en las aguas del Báltico, por su temperatura y la ausencia de un molusco que pudre la madera, este podría encontrarse en buen estado. El 4 de Mayo de 1961 fue reflotado y durante mucho tiempo se trabajó arduamente en su reconstrucción. Hoy el Vasa está expuesto en este fantástico museo que ofrece la oportunidad única en el mundo de ver un barco original del siglo XVII. El Vasa esta completamente reconstruido y un 95% de su estructura es absolutamente original. Esto incluye mas de 14 mil piezas de madera recuperadas desde el fondo del lago, algunas de las cuales son esculturas, herramientas y utensilios de la época. El museo tiene 4 pisos alrededor del barco y varias salas que cuentan esta impresionante historia. No existen las palabras para describir lo que se siente al pararse a los pies de este magnifico logro de la perseverancia y el cumplimiento de los sueños. Tenga en cuenta que el museo esta hecho para conservar al Vasa en buen estado por lo tanto es algo frío, vaya abrigado. No deje de pasar por la tienda de regalos que es magnifica. 

Museo Vasa

Confieso que nuestro nivel de fascinación con este museo fue tan grande que después de recorrer la isla volvimos a encontrarnos con el Vasa por una segunda vez. Es que realmente vale la pena dedicarle tiempo y conocer su historia, muy bien contada por el museo de punta a cabo. 
La isla tiene mucho más por ofrecer. Probablemente lo más popular es el museo de Abba, al cual no entré por un tema de tiempo pero su música me hizo bailar desde afuera. Hay un museo de la cerveza y también fabulosas vistas a la ciudad y a Ostermalm, uno de sus barrios mas coloridos y entretenidos de Estocolmo. 

En esta parte de la ciudad está también el Skansen, un enorme museo de historia al aire libre que tiene un zoológico y muchas atracciones. En la isla hay varios para elegir, desde el museo vikingo, pasando por el museo del vino, el de biología, otro de arte entre varios más. Si su interés principal está en los museos, le recomiendo este articulo que habla de los 10 más visitados en la ciudad:  https://www.sweetsweden.com/turismo-y-viajes-a-suecia/estos-son-los-10-museos-mas-visitados-en-estocolmo/ 
Después de mi locura con el Vasa recorrí los jardines y parques de la isla, vale demasiado la pena darse vueltas sin rumbo por sus varios senderos que ofrecen una vista cambiante a los distintos rincones de Estocolmo.
Albondigas suecas

Bien de suerte llegamos a un precioso y pequeño cementerio del que no pude averiguar mucho pero valió la pena conocerlo. Si por algún motivo usted viene por el día a Estocolmo, aquí, en la isla Djugarden pasaría yo la mitad del tiempo. Solo con el Museo Vasa se paga la visita a toda la ciudad. En la isla hay varios restaurantes con preciosas panorámicas a la bahía principal de la ciudad o por la parte trasera al precioso barrio de Ostermalm, conocido por su elegancia, vida cultural y nocturna además de sus tiendas lujosas y variadas. Vale mucho la pena un paseo por este barrio y conocer el museo de historia sueco que ofrece una gran colección de armas vikingas. Cerca de la plaza Stureplan hay una buena variedad de lugares para comer. Mi restaurant preferido es el Bakfickan (https://www.operakallaren.se/en/restaurants/bakfickan) un encantador y pequeño bar restaurant que además de ofrecer las clásicas albondigas suecas (todos los restaurantes, desde los más elegantes a los mas sencillos las tienen), tiene otros deliciosos platos de comida típica sueca y un ambiente relajado, entretenido y muy local, volvería ahora mismo. 
Bakfickan


La tercera gran isla de la bahía es Skeppsholmen. Si bien todas estas islas están conectadas por ferrys caminarlas es lejos lo más atractivo, es un verdadero deleite para los ojos y el alma. Es aquí, en este tranquilo deambular que uno logra mezclarse con los locales, perderse en la ciudad y empaparse del calmo ambiente de Estocolmo. El principal atractivo de esta pequeña isla es el Museo Moderna, un pequeño museo de arte moderno y contemporáneo, con muy pocos visitantes y mucho espacio para recorrer con calma su atractiva colección. La isla tiene además un museo del juguete, algunos restaurantes y una pequeña isla apéndice con un castillo que ofrece una bonita e inolvidable postal de la ciudad.

Estocolmo 

Mis amigos del ferry frente a su villa en las afueras de Estocolmo
El Museo Fotografiska, de fama mundial, está algo alejado del centro pero de todas maneras se puede llegar caminando a disfrutar de su colección fotográfica y su atractivo edificio de ladrillos que alguna vez perteneció a aduanas. La caminata es de aproximadamente una hora, atravesando Gamla Stan y empinándose por los cerros del precioso barrio de Katarina Sofia. Sin lugar a dudas la caminata es lo que más vale la pena, al final no entramos al museo porque el día estaba dramáticamente precioso y el barrio se veía tanto más seductor. Preferimos perdernos en las alturas de Estocolmo, en donde simplemente no se ve ni un solo turista y se conoce la vida de barrio, los pequeños negocios comerciales, las plazas llenas de niños y el ajetreo propio de un barrio residencial. 
No puedo terminar sin decir que no se puede dejar Estocolmo sin haberlo vivido desde el agua, esta es una ciudad marítima, el agua la rodea por todos lados y los barcos son parte esencial de su historia pasada y presente. Tome cualquier ferry, todos vuelven al puerto, quizás tiene la suerte que tuve yo de conocer a una encantadora pareja de suecos y que le cuente como es su vida en esta singular capital europea o como siendo jóvenes vieron desde una roca el reflotamiento del Vasa. Fue el broche de oro para tres días inolvidables en una ciudad que enamora por su simpleza, tranquilidad y sobretodo por su majestuosa arquitectura en perfecta combinación con el clima y la geografía. Definitivamente es la pausa perfecta para el habitual viajero ajetreado que va con la agenda llena de panoramas y de check list. En Estocolmo todo invita a la pausa, a un ritmo relajado, a disfrutar de albondigas suecas en cualquier lugar y cualquier hora. Una vuelta a los sencillo y cotidiano. 


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martes, 24 de septiembre de 2019

Amsterdam: paseo entre canales y bicicletas



Amsterdam, capital de los Países Bajos, fue fundada el siglo XII como un pequeño pueblo pesquero. Hoy es una de las capitales turísticas del mundo con casi 18 millones de visitantes al año. Con más de 100 kilómetros de canales y más de 1.000 puentes, todos adornados con preciosas flores y rodeados de frondosos arboles, se transforma en un lugar único e imperdible, especialmente en verano. La ciudad fue construida en un terreno quitado al mar con un sistema de diques que comenzó en el siglo XV. De esta forma se entiende la ordenada disposición concéntrica de sus canales en torno al centro histórico de la ciudad. Con solo 800 mil habitantes y a pesar de estar siempre inundada por turistas, la ciudad es amigable y fácil de recorrer. Si bien el transporte público existe, no se hace necesario usarlo como visitante, la ciudad es fácilmente caminable o pedaleable. Por algo se le conoce como la capital mundial de la bicicleta. Todo el mundo tiene una y la usa en todo momento, circunstancia y horario. Las ciclovías están en casi todas partes pero no en las calles que bordean los canales, como peatón hay que ser cuidadoso y prudente.


Sin ninguna duda, recorrer los canales de Amsterdam es el paseo inevitable de todo visitante. Mi recomendación es recorrer la mayor cantidad de ellos porque son muy distintos unos de otros. Si bien siempre es entretenido perderse entre callecitas y puentes hay algunos canales que no se pueden dejar de conocer. El principal es el Prinsengracht, no solo es el más extenso sino también el más sencillo y acogedor. Repleto de casas flotantes recorre un barrio que alguna vez fue muy modesto; talleres, almacenes y viejas iglesias es lo que lo rodea. Otro muy famoso es el Herengracht, donde están las mansiones y casas señoriales que le dan un aire de elegancia al canal. El recorrido desde el agua siempre es una buena idea. La mayoría de los tours salen en los canales cercanos a la estación central. Hay algunos que incluyen tragos y comidas, también están los clásicos botes grandes y masivos. Los canales están llenos de modestos puentes con enorme encanto, un paraíso para quienes disfrutamos de la fotografía. Es algo tan distinto a lo que se ve en los grandes ríos del resto de las capitales europeas. Es imposible no enamorarse de ellos aunque cueste identificarlos, son cientos. Las casas flotantes son otra maravilla, hay más de 2000 instaladas en su vasta colección de canales e incluso hay un museo que invita al visitante a conocer como es la vida sobre el agua. Amsterdam es una ciudad para caminarla completa, no solo porque es absolutamente plana y por lo tanto fácil de recorrer, sino porque está repleta de preciosos rincones, ideal para quienes disfrutan de un paisaje bonito, la fotografía o un rico café, ya que los hay por todas partes. El ambiente es siempre relajado, entretenido y amable. Por supuesto que también se puede hacer en bicicleta, se arriendan por todos lados y hay estacionamientos especiales en todas partes.
Beginjnhof

Beginjnhof
Uno de esos rincones escondidos que es una verdadera joya de la ciudad es Beginjnhof. Se trata de un precioso jardín privado, rodeado de pequeños y preciosos edificios del siglo 17.  En esos años este lugar albergaba a un grupo de beguinas, mujeres cristianas consagradas a Dios que trabajaban por el bienestar de la comunidad sin ser monjas. Hoy en el lugar viven principalmente estudiantes y mujeres solas y a pesar de que es un parque privado se puede entrar respetando ciertos límites. El lugar es precioso, está impecablemente cuidado y se respira un ambiente de tranquilidad maravilloso, por suerte no muchos turistas llegan aquí. Recomiendo entrar  a la pequeña capilla que está en uno de los accesos porque es realmente preciosa. Sentarse algunos minutos en sus bancas permite viajar en la historia y recuperar un poco de la paz que hemos perdido con el ajetreo común de estos tiempos locos. Otro imperdible es visitar el numero 34 que alberga a una de las dos casas de madera sobrevivientes en la ciudad de Amsterdam. La casa data de 1470 y se llama Houten Huis.

Europa Unida
Otro rincón escondido en Amsterdam es "Europa Unida", un grupo de 7 casas, entre la numeración 20 y 30 de la calle Roemer Visscherstraat. Fueron construidas en 1894 con el afán de honrar 7 estilos arquitectónicos europeos. El contraste de los estilos, colores y formas es un recuerdo de la diversidad existente en el viejo continente. Una casa romántica alemana, un palacio italiano, un pequeño castillo francés,  una villa española, un chalet inglés, una catedral rusa y una casa holandesa componen el conjunto que se encuentra a un par de cuadras del precioso parque Vondelpark.  Con 48 hectáreas es el parque más grande de la ciudad. Ideal para pasear caminando o en bicicleta. Durante el verano tiene gran actividad, incluso en las noches con conciertos en vivo y cine al aire libre. Su ubicación es bastante estratégica, porque si bien está alejado del centro histórico de la ciudad. está a pasos del distrito de compras de lujo y de la zona de los museos, una de las más visitadas por los turistas y locales.

Vondelpark

Rijksmuseum
Al hablar de Amsterdam es imposible no hablar de  sus museos. La ciudad está a la vanguardia en la cultura y sus más de 50 museos lo avalan. Sin duda el más conocido es el Rijksmuseum (https://www.rijksmuseum.nl/en), que es el museo nacional de arte e historia de los países bajos. Considerado uno de los más importantes del mundo es un símbolo de identidad para los holandeses. El  siglo XVII, llamado siglo de oro holandés, le entregó al mundo artistas como Rembrandt, Vermeer y Hals, entre otros. Parte de sus memorables obras están expuestas en este impresionante y enorme museo, traÍdo a Amsterdam desde La Haya por Luis Bonaparte en 1800. No es necesario comprar entradas previamente, se pueden comprar fácilmente ahí. Como siempre, mi recomendación es entrar a los museos sabiendo cuanto tiempo quiere invertir en ellos. Hay muchos interesantes y uno podría pasarse el dÍa entero viendo arte.
Autorretrato - Museo de Van Gogh
Museo de Ana Frank
A mi me pasó en el museo de Van Gogh (https://www.vangoghmuseum.nl/en), uno de mis artistas preferidos. El lugar me pareció simplemente perfecto, no solo por su tremenda colección de arte sino por la forma y delicadeza en que está contada su historia, fundamental para entender la obra de mi querido Vincent. Su vida solitaria y tormentosa se refleja en su arte de manera innegable e inevitable. Sus trazos cargados de emoción y dolor inundan cada cuadro. Siempre he creído que la gente de alma buena es transparente y aunque quiera no puede ocultar lo que siente. Eso me pasa con Van Gogh, ver su arte es ver su alma. En el primer piso hay una exposición de varios de sus más de 30 autorretratos, en donde no solo se puede apreciar su evolución artística y física sino también la manera en como él se veía y sentía. Un verdadero lujo. El famoso cuadro de su pieza también está aquí, así como uno de sus girasoles y su ultimo y emotivo cuadro "Trigal con cuervos".
Westerkek en el canal Prinsengracht
Ni les digo lo que es la tienda, repleta de preciosos artículos con su obra, imposible no salir con las manos llenas. La cafetería del museo tiene un autoservicio bien bueno para todo tipo de comidas, incluido el desayuno. Al lado del museo de Van Gogh esta el Stedelijk (https://www.stedelijk.nl/en) el museo de arte moderno. Vale mucho la pena verlo porque su colección no es enorme pero si de gran valor. Expresionismo, pop art y arte abstracto de primer  nivel encontrará en sus pasillos. Pollok, Picasso, Kusama y muchos más.
Uno de los museos regalones de la ciudad y de los turistas es el de Ana Frank (https://www.annefrank.org/es/) Le advierto que las entradas solo se venden on line, el 80% con varias semanas o meses de anticipación. El 20% restante se pone a la venta el mismo día de la visita pero hay que ponerse a una fila virtual que puede ser larga y sin garantía de encontrar entrada. A mi no me resulto y me quedé sin conocerlo. Creo que por cultura general hay que ir a este lugar, la casa en donde vivió y se escondió la pequeña Ana hasta ser delatada por unos vecinos. El museo se encuentra muy cerca del elegante barrio Jordaan que vale la pena recorrer y disfrutar de su preciosa arquitectura y al lado de la iglesia Westerkerk a cuyo campanario (el más alto de la ciudad) se puede subir por un precio razonable. Aquí está enterrado Rembrandt, aunque se desconoce el lugar exacto. No por nada es la iglesia protestante más grande de Holanda.

Palacio Real en la Plaza Dam
Atravesando todos los canales concéntricos se llega al centro histórico de la ciudad que tiene múltiples atractivos y varios puntos de encuentro. Quizás el principal es el Palacio Real que corona la muy famosa Plaza Dam. Considerada el corazón de Amsterdam debo confesar que a mi no me pareció tan atractiva. El palacio sin embargo es absolutamente majestuoso. Fue construido en el siglo XVII.
Oude Kirk en el barrio Rojo
Se puede visitar y maravillarse con su impresionante decoración, nuevamente, ojo con el tiempo invertido aquí, el castillo es enorme. A su lado esta la preciosa Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva) que data del medioevo. La iglesia es mas bonita por fuera que por dentro pero si se decide a pagar la entrada no deje de ver su precioso púlpito que demoró mas de 15 años en ser construido. Se le llama iglesia nueva aunque es la segunda más antigua de la ciudad, básicamente porque la Oude Kirk (Iglesia vieja) fue construida primero. Instalada en el corazón del famoso barrio rojo de Amsterdam, esta iglesia resiste de manera estoica los embates a la moral y las buenas costumbres del barrio. Rodeada de burdeles, sex shop y shows eróticos, la Oude Kirk permanece intacta y preciosa. La entrada incluye un audio tour muy interesante.
Como todo el mundo sabe, en Amsterdam la prostitución y el consumo de drogas blandas es legal. Hágase a la idea porque toda la ciudad está inundada con el olor a hierba y realmente llega a marear a ratos. Si usted la quiere probar, se compra fácilmente en los llamados "coffee shop" en donde no venden café sino que hay un enorme y variado menú con marihuana de múltiples orígenes y atributos. Quienes fuman lo hacen tranquilos sin molestar a nadie, no son tema. Mucho más chocante resultan las vitrinas con mujeres exhibidas como mercancía a toda hora en los burdeles. A pesar de cualquier cuestionamiento moral que uno pueda o no tener, vale demasiado la pena ir a ver el barrio rojo de noche. Se repleta de gente, especialmente joven, que se pasea por sus calles en busca de las luces de neon rojas que son las características de los burdeles o inundan los peep show casetas para ver sexo en vivo. Vitrinee tranquilo porque a pesar de que no se ven policías en ninguna parte de la ciudad, el barrio es seguro. Ellos saben perfectamente que viven del turismo y por lo mismo, lo cuidan. Hago una advertencia, verá en las esquinas gente vendiendo globos, como si fueran de helio, pero tienen oxido nitroso, conocido como el gas de la risa, que es la ultima moda en droga blanda en Europa. 

Estación Central
Muy cerca del barrio rojo pero para visitar de día es la Estación Central, en un barrio en donde la ciudad se abre al mar. Su construcción empezó en 1882 siendo la primera de toda Holanda. Su fachada es impresionante y hoy es una de las estaciones más importantes del país. En esta zona encontrará los tours en bote y muchos guías dispuesto a venderle eso y mucho más. 

bitterballen
Papas fritas al por mayor
Restaurant De Blauwe Hollander
Hablemos un poco de comida. Los holandeses son fanáticos de las papas en todas sus formas, muy parecidos a los chilenos pero en grande. Ya desde temprano se ven por toda la ciudad pequeños locales con enormes fritangas de papas fritas, las tienen solas o bañadas con salsas en cucuruchos. Se las comen paseando por sus pequeñas calles, bordeando los canales o bien sentados en una mesa acompañándola de una cerveza helada. Si hablamos de un almuerzo más largo, lo más probable es que la papa venga en forma de bitterballen, unas mini papas rellenas, a veces con carne o con queso y que son una delicia. La otra alternativa muy popular es comer papa en forma de puré, en todos los restaurantes es el acompañamiento principal, siempre bañado en una generosa y sabrosa salsa, simplemente imperdible. Recomiendo el De Blauwe Hollander (https://deblauwehollander.nl/), en plena zona Leidseplein, un lugar repleto de restaurantes en donde este se lleva buenas críticas por su servicio y su comida muy típica holandesa. Ahora si bien hay que decir que la comida holandesa tiene mucha influencia alemana, lo más entretenido es el ambiente que en general hay en los locales, al menos en verano. Terrazas repletas de gente disfrutando de la comida  y de la cerveza a toda hora, en un ambiente de relajo y entretención total. Imposible no instalarse y sumarse. 
Bulls and Dogs
Un querido amigo que fue algunas semanas antes que nosotros nos recomendó probar un local que tiene dos ubicaciones en Amsterdam. Se trata del increíble Bulls and Dogs (https://www.bullsanddogs.com/). Fuimos al que está en Foodhallen, un especie de mercado con mesas compartidas y buenos bares en el centro. La experiencia gastronómica simple pero insuperable. Bulls and dogs es un pequeño y sencillo lugar que ofrece principalmente hot dogs pero llevamos a su máxima experiencia culinaria. En un pan de pretzel y condimentados de manera extravagante pero exquisita fue uno de los mejores almuerzos del viaje. ¡Simplemente sensacional!. 
Por ultimo y aunque yo no fui, recomendar el tour que hace Heineken en su fábrica en la ciudad. Es una de las cervezas holandesas más famosas del mundo y el tour incluye una degustación. 
Hay muchas más cosas para hacer en Amsterdam, sin duda una de esas capitales del mundo a la que hay que volver varias veces. No solo por su cantidad de panoramas y su ambiente único, vibrante y entretenido sino porque desde aquí se puede visitar fácilmente muchas otras ciudades de Holanda que vale la pena conocer. La Haya, Utrech o incluso Rotterdam están a un viaje corto en tren. Amsterdam me pareció una ciudad fascinante y solo quiero volver por más, no se lo pierda.

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martes, 29 de mayo de 2018

Conociendo el fin del mundo (Cascais, Sintra y mucho más)

Cabo da Roca
Las playas de Portugal tienen fama mundial. Su costa bañada por la inmensidad del Océano Atlántico ofrece enormes y variadas alternativas a los amantes del mar, arena y sol. La buena noticia es que si está en Lisboa y tiene solo unos pocos días, alcanza a conocer una preciosa zona playera muy cerca de la ciudad. Cada 20 minutos sale desde la estación Cais do Sodre, en el centro de Lisboa, un tren que se va por la costa hacia la maravillosa Cascais. Es un trayecto de media hora en que sutilmente el paisaje va cambiando desde la ajetreada y repleta ciudad al suave oleaje de las olas sobre la playa.
Cascais
Cascais fue originalmente un pueblo pesquero, pero cuando a mediados del siglo XIX el rey Luis I lo eligió como su lugar de vacaciones, el lugar se transformó entonces en destino preferido de familias adineradas y de alta sociedad. Hoy es el balneario predilecto de portugueses y extranjeros en la zona. Un verdadero hormiguero durante el verano pero que el resto del año ofrece un ritmo de vida como de otro siglo, pausado, tranquilo, cálido y amable. Con excelente infraestructura hotelera, buenos restaurantes y estratégica ubicación, este lugar es el ideal para usarlo de centro de operaciones en la zona.

Costanera de Cascais
Un fin de semana es perfecto para recorrer el lugar. Todo se puede hacer caminando aunque muchos eligen hacerlo en bicicleta por la excelente infraestructura que hay para seguridad y tranquilidad de los ciclistas. Si bien recorrer el pueblo es interesante, el mayor atractivo para mi está en su costanera. Con unos 5km de extensión se pueden recorrer las playas y los acantilados, todo acompañado de la brisa marina y un paisaje único. A toda hora se ven decenas de personas que sin ningún apuro aprovechan la amplia vereda para dar paseos a la orilla del mar. Desde el hotel Grande Real Villa Italia (http://www.granderealvillaitalia.realhotelsgroup.com/en#.Ww28xVOFOi4) puede acceder a ella solo cruzando la calle. El hotel tiene una ubicación privilegiada y su atención es como de 7 estrellas. Muy buen lugar para descansar en Cascais. Excelente infraestructura, deliciosos restaurantes y ese ritmo pausado que caracteriza a este lugar. Una parte del hotel fue la residencia de Humberto II, el último rey de Italia. Alojarse aquí no es dormir en cualquier parte.
Boca do Inferno
A pocos metros del hotel está la Boca del Infierno, uno de los puntos turísticos más atractivos de Cascais. Una formación rocosa situada entre acantilados que forma un escenario de profundo dramatismo y belleza. La mejor hora para visitarlo es la puesta de sol, sin embargo a toda hora verá animados caminantes en esa dirección. Una placa recuerda cuando este lugar estuvo en varios titulares en Europa, a propósito de un mago que fingió su muerte aquí. Hay en el lugar un par de cafés para comer y tomar algo al paso.
Centro de Cascais

Reconozco que tengo la mala costumbre de buscar siempre el parecido de un nuevo lugar con algo que ya conozca. Eso es muy difícil en Cascais, es demasiado único como para parecerse a otro lugar. Terminé llegando a la conclusión que Portugal es un país con identidad muy propia, excepcional y singular. El pequeño centro histórico de Cascais es una buena muestra de esto. Recorrerlo le tomará a penas media mañana. El resto del tiempo se lo puede dedicar al museo Condes de Castro, el Palacio de la Ciudadela, la fortaleza de Nuestra Señora de la Luz y el parque Merechal Carmona. No destine tiempo a la Marina que no vale la pena.  Todo está muy cerca y el caminante es sorprendido en cada rincón con postales inolvidables de un tiempo pasado que a muchos ojos fue mejor, más tranquilo, más glorioso y más feliz.
Rincones de Cascais

Indiano Nepales
Hay muchos lugares para comer en Cascais, partiendo por los restaurantes de los hoteles más elegantes, la mayoría de los cuales ofrece además de una excelente carta una vista preciosa al mar. El famoso Furnas do Guincho tiene una ubicación espléndida y una comida inolvidable. Su ambiente en exceso iluminado fue decepcionante pero se olvida con los sabores únicos de sus platos. El que consideré un diamante en bruto, fue el Indiano Nepales, no lo encontrará más que en la aplicación de el Tenedor y créame que vale la pena. Una especie de pequeña fuente de soda, con precios ridículamente baratos, una comida para no olvidar y una atención que nos hizo terminar abrazando a la única mesera de este sorprendente lugar. Solo dos personas trabajan aquí, la mesera que es originaria de Nepal y el chef que es indio, ambos hablan escaso inglés pero logran comunicarse. Es un verdadero placer ser parte del emprendimiento de gente trabajadora, con ganas de salir adelante y que deja lo mejor que tiene en cada cosa que hace. Una experiencia inolvidable. 

Si bien dentro del pueblo las distancias invitan a caminar, en las noches usamos mucho uber, hay buena disponibilidad de autos, los choferes son muy profesionales y los precios razonables. Sin embargo le recomiendo arrendar auto por un día, básicamente para recorrer la costa hacia el norte. Si bien nosotros teníamos la intención de arrendar motos para hacerlo, desistimos por la amenaza de lluvia y la recomendación del hotel que nos dijo que la ruta era solo para motociclistas expertos.
Debo decir que fue un acierto, el camino es angosto, con mucha curva y pendiente. El objetivo principal de este paseo es conocer Cabo da Roca, el punto más al oeste de toda Europa y que fue considerado el fin del mundo hasta el siglo XIV. El monolito que marca este espectacular punto dice "aquí donde se acaba la tierra y comienza el mar", una poética manera de llamarle al tenebroso concepto del fin del mundo. El escenario es perfecto para sentir la inmensidad del mar y cuanta valentía tuvieron esos descubridores para dejarlo todo atrás y lanzarse en la loca aventura de descubrir. Se respira aquí inmensidad; en la fuerza de las olas cuyo sonido trepa por los acantilados, en los ojos que se pierden en un horizonte que parece infinito y en las rocas que de alguna manera pareciera que quieren protegernos de quienes osaran invadir estas tierras tan calmas pero a la vez dramáticas. La sensación es potente y el paisaje, insisto, único. Se puede caminar por algunos senderos peligrosamente desprotegidos pero con prudencia puede volver con fotos magníficas y una experiencia inolvidable. Si no arrienda auto, hay una micro que sale desde al lado de la estación de tren de Cascais y que lo deja aquí mismo. Es el recorrido 403 que después de llegar aquí, va a Sintra. De todo lo que vimos en la zona, esto fue lo que a mi más me gusto. Realmente es un lugar que invita al silencio y la reflexión, uno no se va de aquí igual a como llegó.
Playa Cresmina (Guincho)
En el recorrido de vuelta puede visitar varias playas, destaca la  Grande do Guincho y la de Cresmina, ambas un paraíso para surfistas que en toda época del año vienen a correr olas a este lugar. Le recomiendo almorzar o tomarse un trago en el hotel Fortaleza do Guincho (http://www.fortalezadoguincho.com/en/). Una antigua fortaleza remodelada como hotel boutique que tiene vista a ambas playas y está emplazado casi colgando en las rocas, sobre el mar.

Sintra
Jardines del Palacio da Pena
Para ir a Sintra no considere ir en auto. No hay donde estacionarlo, literalmente. Llevarlo se transforma en un problema y por eso es que lo mejor es tomar el bus. Puede ser el 403 que hace la ruta vía Cabo da Roca o bien el 417 que va directo en media hora. El bus se paga al momento de subir, es cómodo y puntual. Ambos buses lo dejan en la estación de tren que está a pocos metros del centro del pueblo. Le advierto que Sintra tiene microclima, en general, bastante mas helado que sus pueblos vecinos. Vientos montañeses lo tienen a uno buscando el sol como una lagartija. Su principal atractivo está en el Palacio de la Pena y el Castillo de los Moros, ambos encumbrados en los cerros del Parque Natural de Sintra Cascais. Si bien hay varios que se lanzan caminando desde el pueblo, a mi me pareció una pérdida de energía innecesaria. Hay un bus del transporte público que lo lleva por 5 euros, claro que la fila es larga y el bus va repleto, no parece ser una travesía muy cómoda. Por el mismo precio hay decenas de carro motos que lo llevan muy cómodo y en la mitad del tiempo. Las entradas las puede comprar on line (https://www.parquesdesintra.pt/es/parques-jardines-y-monumentos/parque-y-palacio-nacional-de-la-pena/) o en el pueblo. Evite comprarlas en el palacio porque las filas pueden ser enormes. Además de recorrer el Palacio, que es un icono a la arquitectura romántica, es muy recomendable recorrer sus jardines. Esto toma tiempo y planificación. En el link de las entradas se puede obtener toda la información necesaria. Le recomiendo llegar temprano, hay mucho que ver y recorrer.
Palacio da Pena
El castillo de los Moros está muy cerca, fácilmente caminable, lleve zapatos planos, todo esto está emplazado en un cerro con bastante inclinación. Sus ruinas me parecieron más atractivas que el Palacio de la Pena que pierde un poco su encanto por la grosera cantidad de turistas que lo inundan. La visita se hace tediosa porque el ritmo de los visitantes es lento y la cantidad que hay hace muy difícil ir adelantándose. Valen la pena las vistas del valle y del vecino palacio de los Moros.
Torre invertida
Aunque era imperdible, nosotros no tuvimos tiempo de ver la torre invertida que está en el Palacio de Regaleira. Una buena razón para volver a este mágico lugar inundado de olor a pasado, historia y cuentos de hadas. Bajamos al pueblo en carro moto, están por todos lados. La parte antigua es encantadora, llena de rincones y tiendas con productos básicamente turísticos. La oferta gastronómica es bastante limitada y muy sobrepasada por la marea de turistas. No espere una experiencia inolvidable en este sentido. Antes de irse puede visitar el Palacio Nacional de Sintra que está en el centro.
Castillo de los Moros
Si tiene más tiempo para dedicarle a Sintra, le recomiendo leer la fantástica guía en http://www.sintra-portugal.com/es-sintra-portugal-guia.html llena de datos prácticos para sacar el máximo provecho al tiempo.

Cuesta dejar esta zona, llena de nostalgia y de un ritmo pausado que quienes vivimos en grandes ciudades tanto valoramos. Con la ventaja de estar a pocos kilómetros de Lisboa, los pueblos costeros son una tremenda e imperdible sorpresa. Mi sensación al terminar estos días fue de total descanso y relajo.

¡Cross check y reportar!




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