viernes, 12 de julio de 2019

Nueva York: ¿que hay de nuevo?

Hudson Yards

A mucha gente le cuesta entender que yo siga yendo a Nueva York. El mundo es tan grande y hay tantos lugares interesantes por conocer todavía, no lo niego. Sin embargo, el imán que tengo por esta increíble ciudad me hace volver una y otra vez. Es que Nueva York es absolutamente inagotable, siempre están pasando cosas nuevas y hay entretención para todos los gustos y presupuestos. Tiene el gran atributo de ser una ciudad que si bien conserva todos sus lugares emblemáticos está en constante evolución y cambio. ¿Que hay de nuevo por estos días?. Mucho,  muy entretenido y variado, como siempre.


High Line Park
Meat Packing District

Esta vez hice el parque High Line de abajo hacia arriba, empezando en el Whitney (https://whitney.org/), el museo de arte moderno americano. Un lugar que si o si hay que visitar al menos una vez. A pocos metros de su entrada está la escalera que da inicio al High Line Park. Debo decir que paseo gana enormemente partiendo en este extremo, principalmente por la incorporación de Hudson Yards. La perspectiva mejora de manera notable y la transición que hace el parque desde un barrio bajo perfil al futurista entorno que presenta Hudson Yards es sensacional. El parque está con su vegetación crecida y con todo el barrio que lo rodea absolutamente en ebullición. Es impresionante como una obra de urbanismo relativamente sencilla transformó un par de barrios para siempre, agregando valor y calidad de vida a sus vecinos.
High Line Park
El meatpacking district está repleto de pequeños espacios comunes, con sillas y wifi para poder descansar, trabajar o simplemente disfrutar del ambiente neoyorkino, uno de mis panoramas preferidos. La mayoría de los trabajos viales que se venían haciendo en los últimos años están terminados. Verlo desde la altura del High Line da una perspectiva distinta y notable, el movimiento es constante a toda hora. No termino de impresionarme con la cantidad de edificios nuevos o restaurados que hay a los largo del parque. Es impresionante como año tras año aparecen cosas nuevas, esculturas, mejoras en los edificios, miradores y nuevos espacios. Lo mejor es como la gente lo aprovecha porque si bien se ve mucho turista también hay locales por montones que vienen en busca de un lugar para descansar, trabajar o inspirarse. La vida de ciudad en su máxima expresión.
High Line Park en Hudson Yards
Probablemente es el último tramo en donde más se nota la transformación de un barrio gracias al parque. Tanto Hudson Yards como el parque se han visto ensalzados a su máxima expresión en su comunión. ¿Que es Hudson Yards? Algunos lo llaman un barrio, otros lo catalogan de mini ciudad dentro de la ciudad. La realidad es que es un conjunto de edificios de oficinas y residenciales que contiene además un mall, centro de eventos, galerías de arte, restaurantes y más. Sin duda su icono más famoso es The Vessel, una estructura de acero con forma de panal de abeja y que sirve de observatorio del nuevo barrio. Si bien la ansiedad por conocerla es enorme y solo aumenta en la medida que uno se acerca a ella, le recomiendo antes de bajarse del High Line conocer los nuevos miradores que tiene en torno a Hudson Yards. La altura permite ver con claridad la transformación de este barrio, desde un peladero que servía como estacionamiento de trenes a un bullante distrito nuevo, repleto de rincones y actividades para hacer. Que maravilla lo que se puede lograr con el urbanismo.
The Vessel - Hudson Yards

The Vessel
The Vesssel - Hudson Yards
Para entrar al Vessel hay que tener un ticket, el cual es gratuito y se puede conseguir on line (https://www.hudsonyardsnewyork.com/discover/vessel) o ahí mismo al momento de llegar. La finalidad de la entrada es controlar la cantidad de gente que hay en la estructura, no solo por un tema de seguridad sino para darles a los visitantes una experiencia que sea grata e inolvidable. Por lo tanto, tenga en cuenta que si va sin tickets puede que los que le den no le permitan subir inmediatamente.
Restaurante Queens Yard
En todo caso la espera no es larga y hay mucho que ver mientras llega su turno. El Vessel tiene 16 pisos que solo se pueden hacer por escalera. Si bien hay un ascensor, este es de uso exclusivo para discapacitados.  Son más de 150 escaleras interconectadas, con más de 2500 peldaños. La experiencia es bien única porque da una sensación que mezcla el laberinto con el vértigo. El lugar es un imán de fotógrafos profesionales y amateurs porque las perspectivas que ofrece son infinitas y el contraste con los alrededores es alucinante. Cuesta salir de aquí. Para un próximo viaje espero poder venir de noche porque con la iluminación que tiene el espectáculo debe ser precioso.
Dentro del mall hay varias alternativas para comer. Muy tentador se ve Little Spain (https://www.littlespain.com/), un mercado con comida española en el sub suelo del mall. Optamos por ir a Queensyard (https://www.queensyardnyc.com/) porque ofrecía, además de una atractiva carta, una vista única al Vessel. El lugar es precioso, finamente puesto y con un atractivo bar en el centro. Las vistas son realmente impactantes y  no es imposible conseguir una mesa en la ventana. Nos atendieron como príncipes y nos cobraron como reyes, era esperable.
The Color Factory

Joseph Leonard
Otra experiencia nueva en este viaje fue conocer The Color Factory(https://www.colorfactory.co/). Ubicado en el Soho, es una manera distinta de partir la mañana. Se trata de una exhibición de color y sabor que nació en San Francisco y ahora está en Nueva York. Un entretenido viaje por los los 5 sentidos, liderados por la vista.
Ideal para hacer con niños pero también entretenido para adultos. Se agradece el buen manejo del público para poder disfrutar de cada una de las etapas del recorrido.
Entradas solamente on line. Si va sin niños en algo menos de una hora ya está de vuelta en la calle, justo para ir por un buen brunch. El Village sigue potenciándose como rincón de los pequeños maravillosos restaurantes sorpresa. Esos lugares que desde afuera no dicen nada pero que por dentro son una fascinante sorpresa. Cálidos, bien atendidos y con cartas novedosas y sorprendentes. El Village está repleto de ellos y cuesta elegir porque todos se ven exquisitos. Nos decidimos por el Joseph Leonard (https://www.josephleonard.com/), un ínfimo lugar en el corazón del Village. Siempre está repleto pero tiene buen ritmo de salida de clientes. El servicio es excelente, la comida deliciosa y los precios muy adecuados. Sin duda lo mejor de estos lugares es el ambiente local que tienen, se nota que sus comensales son habituales y se agradece esa sensación de ser parte de esta rutina de barrio.

Gran Tivoli

Peppis Cellar
Hace mucho tiempo que quería ir a un club de jazz en NY pero no quería caer en el Blue Note a pesar de sus años de historia. Buscaba una experiencia menos turística y más intima. Conocí dos lugares. El primero es el Gran Tivoli (https://www.grantivoli.com/), un restaurant italiano precioso entre el Soho y Nolita.
Hay que reservar y no tenga miedo si le dicen que solo hay disponibilidad en la barra porque es muy cómoda, espaciosa y las mesas son solo para grupos. Su preciosa ambientación en torno a un llamativo y enorme bar lo traslada a uno en el tiempo. La comida es realmente soberbia y la atención también, el lugar tiene un aire de sencilla y cálida elegancia. En el subterráneo tiene prácticamente escondido un whisky bar ( https://www.peppiscellar.com/) donde algunos días hay jazz o blues en vivo. Puede revisar la página web para ver cuando hay música en vivo. Tuvimos suerte, nos tocó un cuarteto genial que tocaba mientras la gente conversaba, se tomaba un trago o simplemente disfrutaban de la música. No hay consumo mínimo ni cover que pagar. Ponga atención en el precioso y enorme bar, es de los más lindos que he visto. Sin ser una entendida, me quedó la sensación que el cuarteto era de gran nivel y la experiencia fue inolvidable.

Smalls Jazz Club

Boucherie
La segunda experiencia fue totalmente distinta. En pleno Village, metido en un subterráneo sin ninguna parafernalia está el Smalls Jazz Club (https://www.smallslive.com/). Un lugar en donde lo central y más importante es la música. Hay que pagar una entrada de usd$20 dólares y consumir algo para tomar, aunque sea una bebida. La gente no conversa, todos van a disfrutar de la música. Recomiendo esta segunda experiencia para quienes sean realmente fanáticos del jazz. El ambiente es entretenido, esta lleno aunque sea día de semana. Es importante haber comido antes porque aquí no dan ni un maní.

Menos mal íbamos preparados y habíamos comido antes en el fantástico restaurant francés Boucherie (http://boucherie.nyc/).  Una de las gracias que tiene Nueva York es su multiculturalidad. Por todos lados hay rincones que lo transportan a otros países. Barrios completos tomados por inmigrantes y por supuesto, con restaurantes que dan cuenta de su cocina y su cultura. Si bien este lugar no está en un barrio francés cruzar la puerta es como atravesar el atlántico. Con ambiente sencillo, tranquilo y comida casera francesa bien preparada y poco pretensiosa. El lugar  es perfecto para una comida en pareja o con amigos.

Play it Loud en el MET

Bethesda Fountain - Central Park
Otra novedad es la tremenda exposición "Play it loud" en el museo Metropolitan. Montada en conjunto con el Rock & Roll Hall of Fame la muestra contiene más de 130 instrumentos musicales que son parte de la historia de la música. Instrumentos de Los Beatles, Chuck Berry, Prince, The Who, Lady Gaga, Metallica y muchos más lo tendrán hipnotizado en una entretenida muestra. El museo con sus atractivos de siempre, hay para todos los gustos. Recomiendo fijarse un tiempo para estar en el museo porque de lo contrario uno puede fácilmente pasar el día completo en el MET. Recorrer el Central Park será siempre uno de mis paseos preferidos, especialmente los fines de semana con su movimiento vibrante y entretenido. Su infinita cantidad de rincones lo hacen un lugar inagotable.
L'Avenue 


L'Avenue
Otra primicia en la ciudad es el recientemente inaugurado restaurant L'Avenue. Ubicado en el noveno piso de la tienda Saks, en plena quinta avenida. Se trata una filial del famoso y muy chic L'Avenue de Paris. Decorado por el famoso Philippe Starck, un decorador francés de gran renombre. El lugar derrocha elegancia en un ambiente casual. La comida y la atención son de primera y el lugar está abierto tanto para el almuerzo como para la comida en donde promete una vista única del Rockefeller Center. En el piso de abajo hay un whisky bar, con chimenea y terraza para los fumadores. Realmente el lugar es una joya y aunque sus precios son bastante elevados, vale cada centavo. Por último si no quiere gastar tanto puede ir simplemente a tomarse un trago al bar para conocerlo porque realmente vale la pena.


Pasando de lo más mundano, como es un restaurant ultra elegante a lo más profundo como es una exposición sobre Auschwitz, esta ciudad muestra así sus constantes contrastes y que son en mi opinión, su mayor atractivo. Hasta el 3 de enero del 2020 estará abierta la impresionante y completísima exposición "Auschwitz, not long ago. Not far away". Montada en el museo de la Herencia Judía, ubicado en el downtown de Manhattan, la exposición es sobrecogedora. He estado en varios museos que tratan el tema y destaco este porque a pesar de ser una muestra muy completa, se hace fácil de recorrer. Está históricamente bien explicada y con elementos interactivos que facilitan la visita. En otros lugares me ha pasado que es tanta información y tan fuerte el contenido que uno tiende a agotarse. Aquí la selección es perfecta. Hay desde una primera edición del libro "Mein Kampf" de Hitler, hasta el escritorio original de uno de los comandantes del campo. Realmente se puede palpar y sentir el horror que significó el holocausto. Son un par de horas muy bien invertidas con audioguía en varios de idiomas. A la salida recomiendo recorrer el paseo que bordea el río Hudson hasta llegar al museo de las torres gemelas, otro lugar que sobrecoge hasta dejarlo sin palabras.

Dumbo - Foto CN Traveller
Lilia Restaurant
Un paseo que a mi me encanta y que esta vez no pude hacer es cruzar el Brooklyn Bridge en la tarde para ver la puesta de sol desde Dumbo. El barrio sigue tomando más y más notoriedad con la llegada de tiendas y restaurantes que le dan mucho movimiento. Recién se instaló aquí, el mercado Time Out que tiene sucursales en Lisboa, Praga, Londres, Montreal, Chicago entre otras importantes ciudades. Un lugar vibrante y entretenido que debería prender muy rápido en la gran manzana.  Lo que si pude hacer fue probar el famoso Lilia (https://www.lilianewyork.com/), en Williamsburg. Después de dos años tratando de conseguir reserva sin éxito, nos animamos a aparecer y dejarlo a la suerte. La suerte nos tiró en una mesa en la calle en un día un pelito helado. Sin duda la experiencia hubiera sido mucho mejor adentro, pero fuimos bien atendidos y la comida fue absolutamente soberbia. Me quedo con las ganas de recorrer este barrio al que todavía no he podido encontrarle su gracia.

La ciudad de Nueva York mantiene su esencia cosmopolita, repleta de contrastes y en constante evolución. Siempre hay una buena razón para volver a ella y dejarse llevar por su ritmo y movimiento. Yo espero volver el próximo año.

¡Cross check y reportar!




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