jueves, 12 de octubre de 2017

Zihuatanejo y su maravillosa Casa que Canta



Hace varios años atrás, cuando ví por primera vez la película "Cuando un Hombre Ama a una Mujer"(http://www.imdb.com/title/tt0111693/), me prometí venir a conocer La Casa que Canta (www.lacasaquecanta.com).  Un maravilloso hotel en la costa pacífico de México que sirvió de locación para algunas escenas de esta romántica película. Que mejor ocasión que cumplir 20 años de matrimonio, especialmente porque dentro de la interminable lista de premios que ostenta este lugar está haber ganado el 2016 el premio al Hotel más romántico del mundo.

Cuesta encontrar adjetivos para un hotel tan único y especial, las palabras quedan cortas y solo la experiencia es capaz de realmente captar lo maravilloso de este lugar.  El hotel está en la categoría "Small Luxury Hotels", hoteles boutique de 5 estrellas que tienen exigentes estándares de calidad en los servicios, amenities y la comida.  No pueden tener mas de 100 habitaciones y este caso, La Casa que Canta solo tiene 25 y ese, sin ninguna duda, es parte de su encanto.  
Partamos por el principio.  Llegar no puede ser más fácil.  Desde Chile hay vuelos directos a Ciudad de México, ruta en la cual es muy habitual encontrar ofertas muy atractivas.  Desde ahí se toma un vuelo a Zihuatanejo que dura 45 minutos, por lo que si se sale de Santiago de noche, llega antes de almuerzo a la suite del hotel. 
Playa la Ropa
El emplazamiento es perfecto, montado sobre el mar, en los pies del cerro que divide las bahías de Zihuatanejo y la Playa la Ropa. Desde muchas habitaciones se tienen vistas espectaculares en 180 grados a ambas bahías. Al entrar al hotel llama rápidamente la atención la decoración, muy elegante y autóctona. Es impresionante notar como los mexicanos se sienten orgullosos de su cultura y todo lo que implica. Desde la ropa (que es ropa típica y no disfraces) hasta la comida, pasando por cada uno de los aspectos cotidianos. El mexicano es orgulloso de sus raíces y este hotel es una oda a ellos.  Para que hablar de su calidez, ultra conocidos por su simpatía y sentido del humor, dan ganas de abrazar a cada mexicano con el que se conversa. El clima es muy caluroso y húmedo y aunque la mayoría de los espacios comunes son abiertos, se encargan de mantenerlos frescos. En una sencilla recepción saben perfectamente quien eres al momento de cruzar la puerta.  Entienden que uno viene cansado y acalorado así que inmediatamente te sientan en un sillón y te deleitan con un jugo fresco mientras se encargan de las formalidades del check in. Tuvieron la delicadeza de hacernos un upgrade en la pieza considerando la importancia de nuestra celebración y el hecho que era temporada baja. Debo decir que llevaron el concepto de upgrade a otro nivel.
Habitación Owner's Suite
Sospecho que nos dieron la mejor habitación del hotel.  Muy amplia, en lo más alto del hotel y con vista a 180 grados a ambas bahías. En vez de ventanas la pieza solo tiene persianas que le dan un toque muy natural y permite sentir el suave ruido de las olas durante todo el día. Cuando uno cree que ya no puede haber más lujo sale a la terraza y es imposible no sorprenderse, no solo por su enorme tamaño en dos ambientes separados de una piscina privada, sino porque la vista es realmente única.
Terraza de la Owner's Suite
No hubo un día que no nos impactáramos con ella en sus distintos horarios y luces. Cuesta salir de aquí, el lugar es demasiado perfecto. Obviamente no todas las piezas son tan fabulosas pero cada una tiene su encanto, una vista preciosa y lo mejor, intimidad asegurada.  Es realmente mágico como logran darle intimidad a cada terraza y cada pieza.  Sin duda ayuda el hecho de que este es un hotel que solo recibe adultos, por lo tanto hay una atmósfera de tranquilidad y romanticismo enorme. Como fuimos en temporada baja, que es la época de lluvia, el hotel no estuvo nunca completo, pero tengo la sensación que si lo hubiera estado uno solo lo nota en el restaurant. Este lugar esta lleno de rincones en donde se puede buscar quietud, sol, vista a la playa, piscina o bien cercanía del restaurant.  Lo que les puedo asegurar es que independiente de donde se instale será inmediatamente atendido con un fresco vaso de agua con limón y un garzón que se pone a su disposición.
Piscina Salada 


Piscina Dulce
El hotel tiene dos piscinas. La salada, en la zona baja, prácticamente encima de las olas. Tan encima que una de sus terrazas debe ser cerrada cuando la marea está alta porque las olas le revientan dentro. Esta zona no tiene sol en la mañana pero le da todo el sol de la tarde.  Es un gran lugar para esconderse con un buen libro si el sol no es lo suyo.  Le recuerdo que la temperatura no baja de 25 grados (salvo en las noches de diciembre) por lo que frío no pasará jamas.  La segunda piscina es la que se hizo famosa en la película de la Meg Ryan. Está en la parte media del hotel, al lado del restaurant. Tiene sol todo el día y su gran gracia es que tiene efecto de ser infinita sobre el mar.  De la vista, ya no se que mas puedo decir sin ser redundante, simplemente no hay nada igual.  Este lugar esta rodeado de pequeñas terrazas privadas con tumbonas que logran darle a uno un espacio privado en un área común.  Nunca vi algo tan difícil de hacer, tan bien logrado. La verdad es que da la sensación de estar solos. 

Restaurant Mar y Cielo
El hotel tiene solo un restaurant, el magnifico "Mar y Cielo" que tiene dos notables y muy diferentes versiones.  La del desayuno y almuerzo, con un carta fija pero muy variada todos los días, además de la mejor disposición para preparar cosas fuera de la carta. Precios razonables y ambiente fresco. La versión más sofisticada es la de noche, con un menú distinto y variado cada día. Ambientado con música suave y decorado con la vista de la bahía de Zihuatanejo iluminada.  Imposible más perfecto. Destaco especialmente la atención de los garzones que con perfecto conocimiento de la carta sus sugerencias son siempre acertadas.  Los precios de noche son más bien caros pero valen la pena.  No pueden volver sin probar la salsa de la casa, la cual preparan a su gusto en la mesa cada noche. Ojo para los mexicanos "un poco picosa" equivale a "muy picante" para el resto de los mortales. Nos impresionó la carta de vinos, no era muy abundante y sus precios bastante caros. El único punto semi débil del lugar. 

Vista de la Piscina dulce y el Restaurant
En todo caso hay que destacar que el bar es amplio, tanto con tragos locales (el tequila en todas sus versiones y formas...incluso con chapulines) como internacionales. El lugar es tan bueno que casi todas las noches se ve comiendo a pasajeros de los "todo incluido" con sus clásicas pulseras, que vienen de la cercana Ixtapa quizás buscando sabores más auténticos. En sus dos formatos este lugar tiene una atención de lujo, cercana, atenta y realmente preparada.  

Si bien el hotel tiene acceso prácticamente directo a la Playa la Ropa, solo fuimos una tarde a caminar por el lugar.  Nunca me había pasado estar un hotel tan rico, bien atendido y cálido que no me dieran ganas de salir de ahí.  Debo decir que para quienes quieran salir hay muchos lugares y paseos por hacer.  Nosotros optamos por un paseo en bote hacia la zona hotelera de Ixtapa, que tuvimos que abortar por problemas de clima. También estuvimos una tarde recorriendo el pueblo y sus tiendas de artesanía. Esto se puede hacer caminando desde el hotel o en taxi.  Si bien las distancias son cortas, el calor lo puede hacer agotador para algunos. Hay también paseos de pesca, snorkeling, parasailing y muchas otros panoramas para turistas menos románticos o mas inquietos. El personal del hotel está muy preparado para cumplir sus requerimientos en todo momento y los taxistas también ofrecen servicios de turismo que aparentemente son confiables.  En lo que a seguridad se refiere (tema importante en Mexico), esta es una zona segura, no solo por estar apartada de las zonas habitualmente conflictivas sino que también, al ser puerto, está resguardada por la Marina. A pesar de la seguridad general, debo decir que el hotel resguarda la propia de manera bastante celosa y eso se agradece.


Vista de la Bahia de Zihuatanejo desde la piscina

Debo confesar que este ha sido uno de los posteos que más me ha costado escribir porque realmente cuesta encontrar palabras para describir un lugar tan único, romántico, íntimo, bien atendido, preocupado de cada detalle. Espero no haber sido redundante pero es que no me había tocado nunca un lugar donde cada uno de sus empleados me saludara por mi nombre. En donde todas las noches la mucama hiciera un delicado dibujo con flores en la cama aludiendo a nuestro aniversario. Jamás había visto como aquí a la gerente acompañarnos a la puerta del taxi al momento de partir. No puedo terminar diciendo que siempre pensé que este era un lugar para ir solo una vez en la vida, ahora siento que volvería mil veces. Días absolutamente inolvidables y la mejor manera de celebrar 20 años de feliz matrimonio

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