jueves, 2 de enero de 2020

Marrakech: el precioso y mágico rincón africano



El Zoco - Marrakech

Me enamoré de Marrakech antes del aterrizaje. Fue un flechazo a primera vista, esos que se clavan en el corazón y no salen de ahí nunca más. Desde el aire su paisaje desértico hipnotiza y al acercarse a la ciudad el color ladrillo y las edificaciones uniformes terminan de hacer el trabajo de dejar al visitante completamente embelesado. Se le llama la ciudad roja porque la inmensa mayoría de sus construcciones tienen esta tonalidad. Lo único que se eleva sobre los 4 pisos de altura son las varias mezquitas de la ciudad, todas muy parecidas en su estilo y forma. Esta uniformidad es relajante y placentera y se contrapone con el total caos que hay en sus calles. El aeropuerto sorprende, es moderno y hay mucha seguridad. En el mismo lugar en donde se sacan las maletas se puede retirar efectivo en moneda local contra tarjetas de crédito o debito. Recomiendo hacerlo porque esta es la capital mundial de la propina y el efectivo sigue estando muy vigente. Yo sugiero tener contratado el transporte al hotel con anticipación. En Marrakech todo se regatea y el trámite con los taxistas requiere algo de manejo y puede ser  desgastante, especialmente cuando uno viene llegando.

Puerta Bab Agnaou
La ciudad fue fundada en 1062 y en muchas partes pareciera que el tiempo no avanzó muchos años. Su historia, como la de Marruecos, está teñida de combates, conquistas, emires, dinastías e invasiones. Marruecos estuvo 10 años en guerra con España y después de eso fue colonia francesa, lo que explica porque la mayoría habla francés fluido y español salpicado. En 1911 Marrakech dejó de ser la capital pero hasta el día de hoy es la ciudad más turística y culturalmente más abierta del país. Marrakech está dividida en dos, la Medina y la ciudad nueva que si bien arquitectónicamente respeta el modelo de la ciudad antigua, es moderna, tiene malls, condominios y carreteras. Toda la magia sucede en la Medina que es la ciudad antigua. Está rodeada por una imponente muralla de 10 metros de altura y 15 kilómetros de diámetro. Tiene 19 impresionantes y preciosas puertas para acceder a ella. Se pueden recorrer todas fácilmente en calesas tiradas por caballos que hacen el tour por un precio regateable.  La mayoría de sus calles son peatonales, pero están atestadas de motos y colmadas de puestos con ventas de toda clase de productos típicos locales. La música resuena por cada rincón y los olores inundan todo el ambiente. En la Medina el caos es la normalidad.
Plaza Jamaa el Fna

El corazón de la Medina es la plaza Jamaa El Fna, un enorme espacio de cemento que de día tiene una inmensa variedad de comercio y movimiento. No se tiente con los puestos de jugos, se ven deliciosos pero todos los sitios de viaje recomiendan no probarlos. En la plaza por cada turista hay al menos 3 locales tratando de venderle algo o sacarle alguna propina. Hay que estar atento a carteristas y también a quienes pretenden obligarlo a pagar por un tatuaje de henna que ni siquiera pidió. Normalmente son mujeres tapadas con sus burkas que le toman la mano y en una milésima de segundo le están haciendo el tatuaje por el cual tendrá que pagar y regatear. Los marroquíes no conocen la palabra no. En la medida que llega la tarde la plaza se llena de actividad distinta, más entretenida. Encantadores de culebras, entrenadores de monos, gente que se instala a cantar y bailar entre muchos puestos de comidas.
Zoco
Recorrer la plaza de noche es realmente apasionante. Es una buena manera de introducirse en la cultura local y respirarla completamente. Su vibrante actividad es adictiva y su gente maravillosa y alegre. En general no les gusta que les tomen fotos o graben videos; sin embargo, son amables, manejan varios idiomas y viven del turismo por lo que se conducen a la perfección en el arte de la negociación. Toda la plaza está rodeada de comercio. Recuerde: en Marrakech TODO se regatea. Nunca compre algo al primer precio que le den porque ellos consideran el regateo como parte fundamental del negocio. La plaza es además punto de referencia para todo en la ciudad porque los pasajes que la rodean son un verdadero laberinto y volver a la plaza siempre es lo más fácil.
Desde la plaza comienza el Zoco, el laberinto comercial de la Medina. Es tan difícil ubicarse que a nosotros en nuestro Riad (pequeños y antiguos palacios adaptados como hotel boutique) nos dieron un celular para contactarlos en caso de perdernos. No fue necesario pero hay que estar bien atento a las vueltas y los puntos de referencia. Recorrer este lugar es absolutamente fascinante, no solo por las entretenidas tiendas sino por que aquí se vive a fondo la cultura local. Sus preciosas vestimentas son tremendamente atractivas, especialmente por el colorido. Si bien la mayoría de las mujeres viste sencillas burkas, los hombres usan preciosas y coloridas túnicas que por supuesto están a la venta. A pesar de las altas temperaturas que hay en la ciudad casi todo el año, el zoco es una zona algo más fresca ya que en su mayoría esta techado.
Terrasse des Espices
Para elegir donde almorzar hay que tener en cuenta que este es un país musulmán y ellos no toman alcohol y por lo tanto es muy habitual que los restaurantes no lo vendan. Sin embargo, en los hoteles y en algunos locales más bien turísticos si hay venta de alcohol. Con 36 grados de temperatura yo no podría almorzar sin una cerveza helada y por eso elegimos la Terrasse des Espices (https://terrassedesepices.com/en/). Un lugar maravilloso que nos recomendaron en nuestro riad. Lo mejor es reservar aunque nosotros con algo de paciencia encontramos mesa. Es un restaurant claramente turístico, algo sofisticado, con música en vivo y una deliciosa comida local. Nos quedamos con ganas de volver de noche porque al estar en una terraza la vista sobre la ciudad es muy privilegiada. No es fácil llegar porque ubicarse dentro del Zoco es un verdadero desafío. Yo recomiendo marcarlo en el mapa del teléfono y con mucha paciencia llegar a el como quien busca un tesoro.
Le Jardin Secret
Muy cerca del restaurant está Le Jardin Secret (https://lejardinsecretmarrakech.com/en/) que es un precioso jardín en el corazón de la Medina, recientemente abierto al público. De los tiempos de la dinastía Saadian el lugar ha sido hogar de importantes figuras políticas marroquíes. Su arquitectura y diseño majestuoso dan cuenta de tiempos con tradición árabe y andaluz. La entrada, como en la mayoría de los museos y lugares públicos solo se puede pagar con efectivo. Es un lugar precioso y fresco para visitar, además tiene un café para aprovechar de la linda vista y tranquilo ambiente.
Museo de Marrakech
El museo de Marrakech es otra joya imperdible de la ciudad. Ubicado en un antiguo palacio que data de fines del siglo XIX. Su más grande atractivo está en la impresionante lampara de su patio principal. Las salas que lo rodean exponen una colección de cerámicas, armas, alfombras y otros objetos tradicionales marroquíes. Desde el piso al techo la decoración de este lugar es absolutamente magistral. Curiosamente hay muy poco turista por lo que uno puede disfrutar con calma de sus rincones. Más que la exposición, aquí vale la pena conocer y admirar el edificio, sus puertas, ventanas, lámparas, sus magníficos azulejos y mosaicos. A unos pocos metros de aquí está la mezquita Ben Youssef y la medersa del mismo nombre. Una medersa es una escuela musulmana de estudios superiores, habitualmente religiosos. Este lugar se terminó de construir en 1565 y al visitarla ponga especial atención al patio interior y las piezas en donde antiguamente se alojaban los estudiantes. Cierra a las 6 de la tarde. Para la mezquita tener en cuenta que los musulmanes prohiben el ingreso de no musulmanes a ella y por lo tanto solo se puede apreciar por fuera.
Mezquita Kasbah
Hay decenas de mezquitas en la ciudad y aunque no se pueda entrar, vale la pena acercarse y respirar un poco del ambiente religioso islamita. La más importante es la Koutoubia que llegó a ser una de las más grandes del mundo cuando estuvo lista en 1158. También preciosa e impresionante es la Kasbah, que esta en pleno barrio de las especies. El paseo lo lleva por el emotivo ambiente de reflexión, combinado con la locura de los mercados y agregando un tour por los mas variados olores y esencias que aquí se respiran. A pesar de su precioso aspecto lo que más envuelve e hipnotiza de las mezquitas es como en los horarios de oración se turnan para transmitir las oraciones islámicas por parlantes. Es imposible escapar de esas plegarias con ritmo de suave poesía musical que hechiza cada vez que se oye. Prepárese porque la primera oración es antes de las 5 de la mañana y sin duda logrará despertarlo de su sueño con la sensación de entrar a otro mundo, mágico, sublime e inolvidable.
Tumbas Saadies
Un lugar que es absolutamente fascinante son las tumbas Saadies (https://www.tombeaux-saadiens.com/en/home/). Se ubican en medio del barrio de las especies, al lado de la mezquita Kasbah. Es uno de los lugares mas visitados de la ciudad sin embargo no había fila ninguna de las dos veces que fuimos. Fueron descubiertas en 1917 y abiertas al público ese mismo año. Datan de finales del siglo XVI. El mausoleo principal tiene 3 habitaciones, en una de ellas está enterrado el sultán Ahmad al Mansur pero la más conocida es donde están enterrados sus hijos, llamada "las doce columnas". No se puede entrar al lugar pero se pueden mirar desde la puerta. Normalmente las doce columnas tiene fila pero avanza rápido ya que la gente principalmente quiere sacar fotos y seguir recorriendo. Jamás una foto podrá hacerle justicia a este lugar, realmente deja sin palabras. Cada detalle de la decoración nota no solo mucho trabajo y dedicación sino mucho afán de hacer algo realmente sublime. El mosaico es llevado a un nivel realmente majestuoso. En los jardines hay más de 100 tumbas que pertenecen a los sirvientes y guerreros de la dinastía Saadi. El lugar cierra a las 5pm.
Riad La Sultana

Riad La Sultana
Barrio de las especies
Absolutamente imperdible resulta almorzar en el riad La Sultana que está colindante a las Tumbas Saadies. Recorrer riads es un panorama muy entretenido porque estos pequeños palacios adecuados como hoteles muestran una gran variedad de estilos típicos marroquíes, algunos muy elegantes y otros mas autóctonos pero todos muy llamativos. Se puede almorzar en la azotea del lugar, con una preciosa vista a la mezquita, las tumbas y toda la ciudad. El menú ofrece toda la variedad de comida típica de la zona con la particularidad de tener una hamburguesa de camello que tuvimos que probar. El servicio es de primera y ofrece, como la mayoría de los riads, venta de alcohol. A la salida recomiendo recorrer las calles colindantes, hay un mercado muy local que puede chocar por su caótica pero curiosamente eficiente manera de funcionar. Se llega por sus calles al barrio de las especias que es un paraíso para quienes disfruten de la cocina o de la comida. Dan ganas de llevárselo todo. Hay unas piedras aromáticas que sirven desde desodorante hasta para poner entre la ropa y que son una verdadera delicia. Es traerse un pedacito de este maravilloso rincón de Africa en la maleta. 

Palacio Bahia

Palacio Bahia
Hay dos importantes palacios en Marrakech. El Badi (https://www.palais-el-badi.com/en/home/) fue construido a fines del siglo XVI para celebrar la derrota de los portugueses. Hoy se encuentra en ruinas ya que cuando la ciudad dejó de ser la capital de Marruecos el palacio fue completamente saqueado. Por falta de tiempo nosotros no alcanzamos a ir pero sin duda vale la pena conocerlo y ojalá recorrerlo con un guía. El segundo es el palacio Bahia (https://www.palais-bahia.com/en/home/) una de las obras arquitectónicas más importantes de la ciudad. Fue construido a fines del siglo XIX con el objetivo de ser el palacio más impresionante de todos los tiempos y sin duda que logra impactar. Con 8 hectáreas de extension, 150 habitaciones y múltiples patios y jardines cuesta no perder la capacidad de asombro. Cada ventana, puerta, habitación, piso y cielo tienen detalles únicos para admirar y ver en detalle. Ideal si se puede contratar un guía que le cuente la historia de Abu Bou Ahmed, un esclavo negro que llegó a ser visir y estuvo a cargo del palacio, viviendo aquí con sus 4 esposas y 24 concubinas. Lamentablemente al morir, su propia familia desvalijó el lugar y hoy solo queda el edificio para admirar.

Paseo en globo

El Palmeral
Un paseo clásico de Marrakech es ver el amanecer en globo. Es un panorama redondo, seguro, entretenido y realmente inolvidable. Hay varias compañías que lo hacen. Nosotros lo contratamos a través del riad pero después nos dimos cuenta que era mucho más barato tomarlo directo. Una de las compañías con mejores reseñas en Tripadvisor es www.marrakechbyair.com. Hay varias otras empresas que lo hacen y el itinerario es siempre igual. Lo van a buscar al hotel de madrugada, lo llevan a las afueras de la ciudad y mientras inflan el globo hay jugo y medialunas. Se despega suavemente para volar a una altura de alrededor de 1000 metros, desde donde se ven algunas aldeas y los maravillosos montes Atlas mientras sale el sol. Es simplemente majestuoso. Al terminar lo llevan a una tienda en donde sirven un muy abundante y exquisito desayuno marroquí con el clásico te de menta ultra azucarado que toman a toda hora. Al terminar se visita el Palmeral, un parque de 13 mil hectáreas y 100.000 palmeras que se construyó en la dinastía Almoravide y hoy es una zona de moderno desarrollo urbano. Ahí se hace un corto paseo en camello que tiene poca gracia pero va incluido.

Jardines de la Majorelle

Museo Dar Si Said
Hay muchos museos que visitar en Marrakech y si tiene poco tiempo tendrá que hacer una elección de acuerdo a su gusto. De los más famosos es el de Yves Saint Laurent (https://www.museeyslmarrakech.com/fr/) en los Jardines Majorelle (https://www.jardinmajorelle.com/). El jardín fue creado por Jaques Majorelle, un pintor francés que se enamoró de la ciudad y se instaló aquí. Después fueron adquiridos por YSL. El lugar es precioso y fresco pero las filas son enormes por lo que sugiero comprar las entradas on line. Puede entrar solo al jardín o solo al museo o bien comprar una entrada combinada para ambos. Si no alcanzó o se le olvidó, compre las entradas en el museo, no en el jardín, ya que la fila es mas corta. Recomiendo ir a primera hora.
El museo Dar Si Said es el más antiguo de la ciudad y el que tiene la colección más grande de todas. Como todos los grandes edificios de Marrakech, el museo era originalmente una residencia de un mandatario, Si Said, hermano del gran visir Bou Ahmed. Tiene dos pisos y además de una colección preciosa y atractiva, el edificio, con sus salones y jardines es un espectáculo en si mismo.

Riad La Maison Arabe

Riad Dar Anika
Entre museos, ferias, recovecos y mezquitas no hay que dejar pasar la oportunidad de visitar algunos riads, puede ser solo para entrar a conocer o también pueden ser una excelente alternativa para comer o almorzar. Nosotros optamos por alojarnos dentro de la medina, puede ser algo más ruidoso pero da una experiencia completa de la vida cotidiana de la ciudad. Elegimos el riad Dar Anika (http://riadanika.com/) que resultó fantástico. Un lugar sencillo pero precioso, con atención personalizada, delicada y preocupada de cada detalle. Además tiene un exquisito restaurant en la azotea con música en vivo. Todo su staff se desvive por hacer de su estadía algo inolvidable. Fuimos a conocer el riad El Fenn (https://el-fenn.com/) que nos pareció espectacular pero tan elegante y enorme que la experiencia marroquí es muy distinta. Su tienda es conocida por sus productos de calidad y su restaurant es bonito y elegante pero con un sistema de menú fijo que no me acomodó. Lo mismo nos pasó con La Maison Arabe ( http://www.lamaisonarabe.com/) también uno de los riads mas elegantes de la ciudad, demasiado grande en mi opinión, pero sus 3 restaurantes son algo que vale la pena visitar y probar. 
Riad El Fenn

El barrio judío de Mellah es un lugar poco visitado pero muy interesante. En su momento la comunidad judía en Marrakech fue una de las más grandes de Europa, hoy es más bien testimonial pero su sinagoga y cementerio valen la pena ver. Se entra por la plaza Ferblantiers, que es la plaza de hojalateros de la ciudad.

Marrakech es sin lugar a dudas un lugar lleno de magia, caos, sabores, olores y sonidos diferentes. Es de esas ciudades que calan fuerte en el recuerdo y para algunos en el corazón. Conocer una cultura tan distinta es un regalo para la mente y el alma, aquí no queda alternativa que abrirse a conocer un estilo de ver y vivir la vida tan distinto al que conocemos. Los días que se viven aquí son un verdadero sueño en donde se levita todo el tiempo al ritmo de las oraciones musulmanas y al sabor de las delicias marroquíes.



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