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miércoles, 14 de julio de 2021

Estocolmo: ciudad teatral




Estocolmo, la capital de Suecia, es otra de las varias ciudades de el Báltico conocidas como "la Venecia del Norte". La ciudad sorprende a primera vista por su teatralidad, dada fundamentalmente por el contraste de tonos entre su colorida arquitectura en contraposición con su cielo habitualmente gris, con nubes escandalosamente apoteósicas y llamativas. La ciudad está conformada por 14 islas sobre el lago Malaren que se extiende hacia el Báltico en su extremo oriental. Sus múltiples bahías y canales son recorridas por una enorme y eficiente red de ferrys que sirven también a los turistas para darle una mirada distinta y más local a la ciudad. Con más de 700 años de historia la ciudad impacta por su preciosa arquitectura y como ésta se confabula con el clima para transformarla en un verdadero escenario teatral. El paisaje pareciera posar para las fotos que se dan de gran manera desde todos los ángulos. La escenografía es adictiva para quienes, como yo, disfrutan tomando fotos. Es imposible no detenerse cada pocos metros a retratar para la posteridad lo que los ojos tiene en frente. Con el agua como constante protagonista, las decenas de bahías de todos los tamaños ofrecen vistas que calman hasta el alma más inquieta.

 
Bahía Estocolmo.
Estocolmo es la ciudad más grande de Suecia y no llega al millón de habitantes. Es muy tranquila, pareciera no conocer el stress. Nunca se ve gente apurada, corriendo o irritable, realmente envidiable. Al poco llegar se hace inevitable enganchar con este ambiente sereno y pausado.
Uno de los grandes atractivos de Estocolmo son sus decenas de variados museos que están repartidos por toda la ciudad. Yo recomiendo alojarse cerca del parque Kungstradgarden que está bastante central a las islas con más atracciones. Si bien el transporte publico funciona muy bien, la verdad es que la ciudad es perfectamente caminable, lo que la hace aún mas adorable. 

Plaza Stotoget

Gamla Stan (ciudad vieja) es un conjunto de tres islas que concentran el centro histórico de la ciudad. Se le conoce también como "la ciudad entre los puentes" por los 6 puentes que las comunican entre si. Aquí se fundó Estocolmo en 1252 y sus calles aun adoquinadas han sido testigo silencioso del pasar de los siglos. En este pequeño lugar se concentran más de la mitad de los turistas que visitan la ciudad muchas veces por el día en cruceros que recorren el Báltico.
Riksdagshuset
La primera  de las tres islas es la más pequeña, sin embargo no por eso poco importante. Ahí se encuentra el Riksdagshuset, el parlamento sueco, y el Mediltidsmuseet, un museo medieval que yo no tuve oportunidad de conocer. El lugar ofrece además vistas preciosas de la ciudad, sus puentes y bahías. La panorámica es absolutamente notable.  Atravesando un pequeño puente se entra a la isla principal de Gamla Stan. El traslado en el tiempo es inmediato, porque uno se encuentra de frente con el muro lateral del Castillo Real conocido como Kungliga Slottet. La ciudad cambia en unos pocos pasos desde amplias avenidas con gran perspectiva a pequeñas calles angostas y empinadas, tapizadas de adoquines y repleta de pequeños detalles muy escandinavos.

Gamla Stan
Permítase recorrer la isla con calma y detalle, visitando sus principales atractivos. Probablemente el más conocido es el Palacio Real que está enfrentando la Bahia de la ciudad. Construido a finales del siglo XVII es hoy la residencia oficial del Rey Carlos XVI Gustavo, aunque su residencia privada es en el palacio de Drottningholm, a las afueras de la ciudad. Se puede ver el cambio de guardia a las 12:15 cada día; es una ceremonia bastante sencilla pero atractiva. También se puede visitar el museo de la armería que está dentro del palacio. Le recomiendo almorzar al aire libre, si el clima lo permite, para llenarse del aire limpio y fresco que derrocha la ciudad por montones. Hay que tener en cuenta que los mejores meses para visitar Suecia son los de verano, para esquivar el difícil clima de Escandinavia en donde el lago habitualmente se congela, el sol se vuelve esquivo y el clima es absolutamente gélido. Las calles de Gamla Stan esconden muchos secretos, como la escultura pública más pequeña del mundo, conocida como Jarnpojken (chico de hierro). Con solo 14 cm de altura es toda una celebridad en la ciudad y los turistas suelen dejar monedas o dulces que se supone aseguran fertilidad. A media cuadra se encuentra la Catedral de Estocolmo (Storkyrkan) cuyo exterior no presenta mayor atractivo pero su interior es sorprendente y majestuoso. 
Jarnpojken

A solo un par de cuadras de distancia se encontrará con la preciosa iglesia de Santa Gertrudis. Conocida como la iglesia alemana, por la dominación teutona durante la edad media, tiene un campanario que se asoma por todos los rincones de la isla. El museo más popular de esta zona es el del premio Nobel, en la famosa y colorida plaza de Stortoget, la más antigua de toda la ciudad. Regálese deambular y perderse por las calles y sus infinitos recovecos; los adoquines y la pendiente presentan un desafío que sugiero afrontar con zapatos bajos. Hay muchos restaurantes con comida local y muy amablemente atendidos que vale la pena probar.


Iglesia de Santa Gertrudis
Conocer los pequeños negocios de comercio local, con toda clase de productos fabricados en Suecia es otro de los placeres que ofrece la ciudad. Disfrutar de un café admirando la vista o bien una cerveza helada que no necesita jamás una excusa. Si tiene suerte de que le toque buen clima verá como los suecos aprovechan estos días al máximo, repletando las terrazas de sus restaurantes y cafés. No se confíe, el clima es bastante cambiante y una mañana completamente despejada puede dar a una tarde tormentosa, con fuerte viento y nubes dramáticas que hacen de las fotos un espectáculo. 
Marten Trozigs Grand


Otro de los lugares turísticos icónicos de este lugar de la ciudad es Marten Trotzigs Grand, un pequeño callejón que es conocido por ser la calle más angosta y empinada de Estocolmo. Normalmente está llena de turistas durante la mañana ya que la mayoría de ellos viene por el día. Ya después de almuerzo la afluencia de visitantes baja notoriamente y se puede recorrer todo con mucho más calma.

Como estas son islas, es imprescindible dar toda la vuelta a su contorno ya que la vista a la ciudad es muy variada y cambiante dependiendo desde que ángulo se esté ubicado. Con sus infinitas bahías, cada rincón pareciera una ciudad distinta y ofrece postales únicas para disfrutar de una ciudad que vive a un ritmo totalmente distinto al del resto de las capitales de Europa. A ratos pareciera que los suecos no están muy acostumbrados a los turistas, se ven algo tímidos, pero siempre muy amables. 
Gamla Stan

Iglesia Riddarholmen 
Gamlan Stan de noche
La tercera isla de Gamla Stan es la menos visitada de las tres, se trata de Riddarholmen. Yo recomiendo  dedicarle unos minutos por tres razones. La primera es precisamente esa; el que sea la isla menos visitada por los turistas le da un encanto enorme, se puede pasear con calma, hacer fotos con tiempo y tranquilidad y disfrutar del escenario sin la invasión de cientos de personas. La segunda es la preciosa iglesia de Riddarholmen, que es donde descansan los restos de la monarquía Sueca, una preciosura. La tercera razón es llegar al otro extremo de la isla, disfrutar de la "parte trasera" de Estocolmo, la inmensidad de su lago y de la vista al célebre edificio de la municipalidad que alberga cada año la cena anual de los premios Nobel. Después de esto puede ser recomendable volver al hotel por un descanso antes de salir a comer, pero no se pierda la posibilidad de volver a recorrer Gamla Stan de noche, porque todo toma un tono lúgubre, casi medieval y misterioso. 

Bahía Ostermalm 

Museo Vasa
Dejamos atrás el casco antiguo de la ciudad para adentrarnos en Djurgarden, otra de las islas de la ciudad que alberga el que en mi opinión es el mejor museo de Estocolmo y uno de los más atractivos del mundo. Se trata del museo Vasa que es hogar de un antiguo barco de guerra sueco que se hundió en 1628 en su viaje inaugural. El naufragio fue ahí mismo, frente al museo, en la bahía principal de Estocolmo. Se le conoce como el Titanic sueco ya que su viaje inaugural fue largamente esperado y su final tan repentino como trágico. Se cree que alrededor de 50 de los 150 tripulantes murieron ahogados. Lo increíble del Vasa sin embargo no está en su naufragio, sino en el hecho de que estuvo hundido en la bahía durante 333 años.

Vasa
A principios de la década del 50 Anders Franzen, un investigador sueco, se propuso encontrar y reflotar el Vasa sabiendo que en las aguas del Báltico, por su temperatura y la ausencia de un molusco que pudre la madera, este podría encontrarse en buen estado. El 4 de Mayo de 1961 fue reflotado y durante mucho tiempo se trabajó arduamente en su reconstrucción. Hoy el Vasa está expuesto en este fantástico museo que ofrece la oportunidad única en el mundo de ver un barco original del siglo XVII. El Vasa esta completamente reconstruido y un 95% de su estructura es absolutamente original. Esto incluye mas de 14 mil piezas de madera recuperadas desde el fondo del lago, algunas de las cuales son esculturas, herramientas y utensilios de la época. El museo tiene 4 pisos alrededor del barco y varias salas que cuentan esta impresionante historia. No existen las palabras para describir lo que se siente al pararse a los pies de este magnifico logro de la perseverancia y el cumplimiento de los sueños. Tenga en cuenta que el museo esta hecho para conservar al Vasa en buen estado por lo tanto es algo frío, vaya abrigado. No deje de pasar por la tienda de regalos que es magnifica. 

Museo Vasa

Confieso que nuestro nivel de fascinación con este museo fue tan grande que después de recorrer la isla volvimos a encontrarnos con el Vasa por una segunda vez. Es que realmente vale la pena dedicarle tiempo y conocer su historia, muy bien contada por el museo de punta a cabo. 
La isla tiene mucho más por ofrecer. Probablemente lo más popular es el museo de Abba, al cual no entré por un tema de tiempo pero su música me hizo bailar desde afuera. Hay un museo de la cerveza y también fabulosas vistas a la ciudad y a Ostermalm, uno de sus barrios mas coloridos y entretenidos de Estocolmo. 

En esta parte de la ciudad está también el Skansen, un enorme museo de historia al aire libre que tiene un zoológico y muchas atracciones. En la isla hay varios para elegir, desde el museo vikingo, pasando por el museo del vino, el de biología, otro de arte entre varios más. Si su interés principal está en los museos, le recomiendo este articulo que habla de los 10 más visitados en la ciudad:  https://www.sweetsweden.com/turismo-y-viajes-a-suecia/estos-son-los-10-museos-mas-visitados-en-estocolmo/ 
Después de mi locura con el Vasa recorrí los jardines y parques de la isla, vale demasiado la pena darse vueltas sin rumbo por sus varios senderos que ofrecen una vista cambiante a los distintos rincones de Estocolmo.
Albondigas suecas

Bien de suerte llegamos a un precioso y pequeño cementerio del que no pude averiguar mucho pero valió la pena conocerlo. Si por algún motivo usted viene por el día a Estocolmo, aquí, en la isla Djugarden pasaría yo la mitad del tiempo. Solo con el Museo Vasa se paga la visita a toda la ciudad. En la isla hay varios restaurantes con preciosas panorámicas a la bahía principal de la ciudad o por la parte trasera al precioso barrio de Ostermalm, conocido por su elegancia, vida cultural y nocturna además de sus tiendas lujosas y variadas. Vale mucho la pena un paseo por este barrio y conocer el museo de historia sueco que ofrece una gran colección de armas vikingas. Cerca de la plaza Stureplan hay una buena variedad de lugares para comer. Mi restaurant preferido es el Bakfickan (https://www.operakallaren.se/en/restaurants/bakfickan) un encantador y pequeño bar restaurant que además de ofrecer las clásicas albondigas suecas (todos los restaurantes, desde los más elegantes a los mas sencillos las tienen), tiene otros deliciosos platos de comida típica sueca y un ambiente relajado, entretenido y muy local, volvería ahora mismo. 
Bakfickan


La tercera gran isla de la bahía es Skeppsholmen. Si bien todas estas islas están conectadas por ferrys caminarlas es lejos lo más atractivo, es un verdadero deleite para los ojos y el alma. Es aquí, en este tranquilo deambular que uno logra mezclarse con los locales, perderse en la ciudad y empaparse del calmo ambiente de Estocolmo. El principal atractivo de esta pequeña isla es el Museo Moderna, un pequeño museo de arte moderno y contemporáneo, con muy pocos visitantes y mucho espacio para recorrer con calma su atractiva colección. La isla tiene además un museo del juguete, algunos restaurantes y una pequeña isla apéndice con un castillo que ofrece una bonita e inolvidable postal de la ciudad.

Estocolmo 

Mis amigos del ferry frente a su villa en las afueras de Estocolmo
El Museo Fotografiska, de fama mundial, está algo alejado del centro pero de todas maneras se puede llegar caminando a disfrutar de su colección fotográfica y su atractivo edificio de ladrillos que alguna vez perteneció a aduanas. La caminata es de aproximadamente una hora, atravesando Gamla Stan y empinándose por los cerros del precioso barrio de Katarina Sofia. Sin lugar a dudas la caminata es lo que más vale la pena, al final no entramos al museo porque el día estaba dramáticamente precioso y el barrio se veía tanto más seductor. Preferimos perdernos en las alturas de Estocolmo, en donde simplemente no se ve ni un solo turista y se conoce la vida de barrio, los pequeños negocios comerciales, las plazas llenas de niños y el ajetreo propio de un barrio residencial. 
No puedo terminar sin decir que no se puede dejar Estocolmo sin haberlo vivido desde el agua, esta es una ciudad marítima, el agua la rodea por todos lados y los barcos son parte esencial de su historia pasada y presente. Tome cualquier ferry, todos vuelven al puerto, quizás tiene la suerte que tuve yo de conocer a una encantadora pareja de suecos y que le cuente como es su vida en esta singular capital europea o como siendo jóvenes vieron desde una roca el reflotamiento del Vasa. Fue el broche de oro para tres días inolvidables en una ciudad que enamora por su simpleza, tranquilidad y sobretodo por su majestuosa arquitectura en perfecta combinación con el clima y la geografía. Definitivamente es la pausa perfecta para el habitual viajero ajetreado que va con la agenda llena de panoramas y de check list. En Estocolmo todo invita a la pausa, a un ritmo relajado, a disfrutar de albondigas suecas en cualquier lugar y cualquier hora. Una vuelta a los sencillo y cotidiano. 


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jueves, 2 de enero de 2020

Marrakech: el precioso y mágico rincón africano



El Zoco - Marrakech

Me enamoré de Marrakech antes del aterrizaje. Fue un flechazo a primera vista, esos que se clavan en el corazón y no salen de ahí nunca más. Desde el aire su paisaje desértico hipnotiza y al acercarse a la ciudad el color ladrillo y las edificaciones uniformes terminan de hacer el trabajo de dejar al visitante completamente embelesado. Se le llama la ciudad roja porque la inmensa mayoría de sus construcciones tienen esta tonalidad. Lo único que se eleva sobre los 4 pisos de altura son las varias mezquitas de la ciudad, todas muy parecidas en su estilo y forma. Esta uniformidad es relajante y placentera y se contrapone con el total caos que hay en sus calles. El aeropuerto sorprende, es moderno y hay mucha seguridad. En el mismo lugar en donde se sacan las maletas se puede retirar efectivo en moneda local contra tarjetas de crédito o debito. Recomiendo hacerlo porque esta es la capital mundial de la propina y el efectivo sigue estando muy vigente. Yo sugiero tener contratado el transporte al hotel con anticipación. En Marrakech todo se regatea y el trámite con los taxistas requiere algo de manejo y puede ser  desgastante, especialmente cuando uno viene llegando.

Puerta Bab Agnaou
La ciudad fue fundada en 1062 y en muchas partes pareciera que el tiempo no avanzó muchos años. Su historia, como la de Marruecos, está teñida de combates, conquistas, emires, dinastías e invasiones. Marruecos estuvo 10 años en guerra con España y después de eso fue colonia francesa, lo que explica porque la mayoría habla francés fluido y español salpicado. En 1911 Marrakech dejó de ser la capital pero hasta el día de hoy es la ciudad más turística y culturalmente más abierta del país. Marrakech está dividida en dos, la Medina y la ciudad nueva que si bien arquitectónicamente respeta el modelo de la ciudad antigua, es moderna, tiene malls, condominios y carreteras. Toda la magia sucede en la Medina que es la ciudad antigua. Está rodeada por una imponente muralla de 10 metros de altura y 15 kilómetros de diámetro. Tiene 19 impresionantes y preciosas puertas para acceder a ella. Se pueden recorrer todas fácilmente en calesas tiradas por caballos que hacen el tour por un precio regateable.  La mayoría de sus calles son peatonales, pero están atestadas de motos y colmadas de puestos con ventas de toda clase de productos típicos locales. La música resuena por cada rincón y los olores inundan todo el ambiente. En la Medina el caos es la normalidad.
Plaza Jamaa el Fna

El corazón de la Medina es la plaza Jamaa El Fna, un enorme espacio de cemento que de día tiene una inmensa variedad de comercio y movimiento. No se tiente con los puestos de jugos, se ven deliciosos pero todos los sitios de viaje recomiendan no probarlos. En la plaza por cada turista hay al menos 3 locales tratando de venderle algo o sacarle alguna propina. Hay que estar atento a carteristas y también a quienes pretenden obligarlo a pagar por un tatuaje de henna que ni siquiera pidió. Normalmente son mujeres tapadas con sus burkas que le toman la mano y en una milésima de segundo le están haciendo el tatuaje por el cual tendrá que pagar y regatear. Los marroquíes no conocen la palabra no. En la medida que llega la tarde la plaza se llena de actividad distinta, más entretenida. Encantadores de culebras, entrenadores de monos, gente que se instala a cantar y bailar entre muchos puestos de comidas.
Zoco
Recorrer la plaza de noche es realmente apasionante. Es una buena manera de introducirse en la cultura local y respirarla completamente. Su vibrante actividad es adictiva y su gente maravillosa y alegre. En general no les gusta que les tomen fotos o graben videos; sin embargo, son amables, manejan varios idiomas y viven del turismo por lo que se conducen a la perfección en el arte de la negociación. Toda la plaza está rodeada de comercio. Recuerde: en Marrakech TODO se regatea. Nunca compre algo al primer precio que le den porque ellos consideran el regateo como parte fundamental del negocio. La plaza es además punto de referencia para todo en la ciudad porque los pasajes que la rodean son un verdadero laberinto y volver a la plaza siempre es lo más fácil.
Desde la plaza comienza el Zoco, el laberinto comercial de la Medina. Es tan difícil ubicarse que a nosotros en nuestro Riad (pequeños y antiguos palacios adaptados como hotel boutique) nos dieron un celular para contactarlos en caso de perdernos. No fue necesario pero hay que estar bien atento a las vueltas y los puntos de referencia. Recorrer este lugar es absolutamente fascinante, no solo por las entretenidas tiendas sino por que aquí se vive a fondo la cultura local. Sus preciosas vestimentas son tremendamente atractivas, especialmente por el colorido. Si bien la mayoría de las mujeres viste sencillas burkas, los hombres usan preciosas y coloridas túnicas que por supuesto están a la venta. A pesar de las altas temperaturas que hay en la ciudad casi todo el año, el zoco es una zona algo más fresca ya que en su mayoría esta techado.
Terrasse des Espices
Para elegir donde almorzar hay que tener en cuenta que este es un país musulmán y ellos no toman alcohol y por lo tanto es muy habitual que los restaurantes no lo vendan. Sin embargo, en los hoteles y en algunos locales más bien turísticos si hay venta de alcohol. Con 36 grados de temperatura yo no podría almorzar sin una cerveza helada y por eso elegimos la Terrasse des Espices (https://terrassedesepices.com/en/). Un lugar maravilloso que nos recomendaron en nuestro riad. Lo mejor es reservar aunque nosotros con algo de paciencia encontramos mesa. Es un restaurant claramente turístico, algo sofisticado, con música en vivo y una deliciosa comida local. Nos quedamos con ganas de volver de noche porque al estar en una terraza la vista sobre la ciudad es muy privilegiada. No es fácil llegar porque ubicarse dentro del Zoco es un verdadero desafío. Yo recomiendo marcarlo en el mapa del teléfono y con mucha paciencia llegar a el como quien busca un tesoro.
Le Jardin Secret
Muy cerca del restaurant está Le Jardin Secret (https://lejardinsecretmarrakech.com/en/) que es un precioso jardín en el corazón de la Medina, recientemente abierto al público. De los tiempos de la dinastía Saadian el lugar ha sido hogar de importantes figuras políticas marroquíes. Su arquitectura y diseño majestuoso dan cuenta de tiempos con tradición árabe y andaluz. La entrada, como en la mayoría de los museos y lugares públicos solo se puede pagar con efectivo. Es un lugar precioso y fresco para visitar, además tiene un café para aprovechar de la linda vista y tranquilo ambiente.
Museo de Marrakech
El museo de Marrakech es otra joya imperdible de la ciudad. Ubicado en un antiguo palacio que data de fines del siglo XIX. Su más grande atractivo está en la impresionante lampara de su patio principal. Las salas que lo rodean exponen una colección de cerámicas, armas, alfombras y otros objetos tradicionales marroquíes. Desde el piso al techo la decoración de este lugar es absolutamente magistral. Curiosamente hay muy poco turista por lo que uno puede disfrutar con calma de sus rincones. Más que la exposición, aquí vale la pena conocer y admirar el edificio, sus puertas, ventanas, lámparas, sus magníficos azulejos y mosaicos. A unos pocos metros de aquí está la mezquita Ben Youssef y la medersa del mismo nombre. Una medersa es una escuela musulmana de estudios superiores, habitualmente religiosos. Este lugar se terminó de construir en 1565 y al visitarla ponga especial atención al patio interior y las piezas en donde antiguamente se alojaban los estudiantes. Cierra a las 6 de la tarde. Para la mezquita tener en cuenta que los musulmanes prohiben el ingreso de no musulmanes a ella y por lo tanto solo se puede apreciar por fuera.
Mezquita Kasbah
Hay decenas de mezquitas en la ciudad y aunque no se pueda entrar, vale la pena acercarse y respirar un poco del ambiente religioso islamita. La más importante es la Koutoubia que llegó a ser una de las más grandes del mundo cuando estuvo lista en 1158. También preciosa e impresionante es la Kasbah, que esta en pleno barrio de las especies. El paseo lo lleva por el emotivo ambiente de reflexión, combinado con la locura de los mercados y agregando un tour por los mas variados olores y esencias que aquí se respiran. A pesar de su precioso aspecto lo que más envuelve e hipnotiza de las mezquitas es como en los horarios de oración se turnan para transmitir las oraciones islámicas por parlantes. Es imposible escapar de esas plegarias con ritmo de suave poesía musical que hechiza cada vez que se oye. Prepárese porque la primera oración es antes de las 5 de la mañana y sin duda logrará despertarlo de su sueño con la sensación de entrar a otro mundo, mágico, sublime e inolvidable.
Tumbas Saadies
Un lugar que es absolutamente fascinante son las tumbas Saadies (https://www.tombeaux-saadiens.com/en/home/). Se ubican en medio del barrio de las especies, al lado de la mezquita Kasbah. Es uno de los lugares mas visitados de la ciudad sin embargo no había fila ninguna de las dos veces que fuimos. Fueron descubiertas en 1917 y abiertas al público ese mismo año. Datan de finales del siglo XVI. El mausoleo principal tiene 3 habitaciones, en una de ellas está enterrado el sultán Ahmad al Mansur pero la más conocida es donde están enterrados sus hijos, llamada "las doce columnas". No se puede entrar al lugar pero se pueden mirar desde la puerta. Normalmente las doce columnas tiene fila pero avanza rápido ya que la gente principalmente quiere sacar fotos y seguir recorriendo. Jamás una foto podrá hacerle justicia a este lugar, realmente deja sin palabras. Cada detalle de la decoración nota no solo mucho trabajo y dedicación sino mucho afán de hacer algo realmente sublime. El mosaico es llevado a un nivel realmente majestuoso. En los jardines hay más de 100 tumbas que pertenecen a los sirvientes y guerreros de la dinastía Saadi. El lugar cierra a las 5pm.
Riad La Sultana

Riad La Sultana
Barrio de las especies
Absolutamente imperdible resulta almorzar en el riad La Sultana que está colindante a las Tumbas Saadies. Recorrer riads es un panorama muy entretenido porque estos pequeños palacios adecuados como hoteles muestran una gran variedad de estilos típicos marroquíes, algunos muy elegantes y otros mas autóctonos pero todos muy llamativos. Se puede almorzar en la azotea del lugar, con una preciosa vista a la mezquita, las tumbas y toda la ciudad. El menú ofrece toda la variedad de comida típica de la zona con la particularidad de tener una hamburguesa de camello que tuvimos que probar. El servicio es de primera y ofrece, como la mayoría de los riads, venta de alcohol. A la salida recomiendo recorrer las calles colindantes, hay un mercado muy local que puede chocar por su caótica pero curiosamente eficiente manera de funcionar. Se llega por sus calles al barrio de las especias que es un paraíso para quienes disfruten de la cocina o de la comida. Dan ganas de llevárselo todo. Hay unas piedras aromáticas que sirven desde desodorante hasta para poner entre la ropa y que son una verdadera delicia. Es traerse un pedacito de este maravilloso rincón de Africa en la maleta. 

Palacio Bahia

Palacio Bahia
Hay dos importantes palacios en Marrakech. El Badi (https://www.palais-el-badi.com/en/home/) fue construido a fines del siglo XVI para celebrar la derrota de los portugueses. Hoy se encuentra en ruinas ya que cuando la ciudad dejó de ser la capital de Marruecos el palacio fue completamente saqueado. Por falta de tiempo nosotros no alcanzamos a ir pero sin duda vale la pena conocerlo y ojalá recorrerlo con un guía. El segundo es el palacio Bahia (https://www.palais-bahia.com/en/home/) una de las obras arquitectónicas más importantes de la ciudad. Fue construido a fines del siglo XIX con el objetivo de ser el palacio más impresionante de todos los tiempos y sin duda que logra impactar. Con 8 hectáreas de extension, 150 habitaciones y múltiples patios y jardines cuesta no perder la capacidad de asombro. Cada ventana, puerta, habitación, piso y cielo tienen detalles únicos para admirar y ver en detalle. Ideal si se puede contratar un guía que le cuente la historia de Abu Bou Ahmed, un esclavo negro que llegó a ser visir y estuvo a cargo del palacio, viviendo aquí con sus 4 esposas y 24 concubinas. Lamentablemente al morir, su propia familia desvalijó el lugar y hoy solo queda el edificio para admirar.

Paseo en globo

El Palmeral
Un paseo clásico de Marrakech es ver el amanecer en globo. Es un panorama redondo, seguro, entretenido y realmente inolvidable. Hay varias compañías que lo hacen. Nosotros lo contratamos a través del riad pero después nos dimos cuenta que era mucho más barato tomarlo directo. Una de las compañías con mejores reseñas en Tripadvisor es www.marrakechbyair.com. Hay varias otras empresas que lo hacen y el itinerario es siempre igual. Lo van a buscar al hotel de madrugada, lo llevan a las afueras de la ciudad y mientras inflan el globo hay jugo y medialunas. Se despega suavemente para volar a una altura de alrededor de 1000 metros, desde donde se ven algunas aldeas y los maravillosos montes Atlas mientras sale el sol. Es simplemente majestuoso. Al terminar lo llevan a una tienda en donde sirven un muy abundante y exquisito desayuno marroquí con el clásico te de menta ultra azucarado que toman a toda hora. Al terminar se visita el Palmeral, un parque de 13 mil hectáreas y 100.000 palmeras que se construyó en la dinastía Almoravide y hoy es una zona de moderno desarrollo urbano. Ahí se hace un corto paseo en camello que tiene poca gracia pero va incluido.

Jardines de la Majorelle

Museo Dar Si Said
Hay muchos museos que visitar en Marrakech y si tiene poco tiempo tendrá que hacer una elección de acuerdo a su gusto. De los más famosos es el de Yves Saint Laurent (https://www.museeyslmarrakech.com/fr/) en los Jardines Majorelle (https://www.jardinmajorelle.com/). El jardín fue creado por Jaques Majorelle, un pintor francés que se enamoró de la ciudad y se instaló aquí. Después fueron adquiridos por YSL. El lugar es precioso y fresco pero las filas son enormes por lo que sugiero comprar las entradas on line. Puede entrar solo al jardín o solo al museo o bien comprar una entrada combinada para ambos. Si no alcanzó o se le olvidó, compre las entradas en el museo, no en el jardín, ya que la fila es mas corta. Recomiendo ir a primera hora.
El museo Dar Si Said es el más antiguo de la ciudad y el que tiene la colección más grande de todas. Como todos los grandes edificios de Marrakech, el museo era originalmente una residencia de un mandatario, Si Said, hermano del gran visir Bou Ahmed. Tiene dos pisos y además de una colección preciosa y atractiva, el edificio, con sus salones y jardines es un espectáculo en si mismo.

Riad La Maison Arabe

Riad Dar Anika
Entre museos, ferias, recovecos y mezquitas no hay que dejar pasar la oportunidad de visitar algunos riads, puede ser solo para entrar a conocer o también pueden ser una excelente alternativa para comer o almorzar. Nosotros optamos por alojarnos dentro de la medina, puede ser algo más ruidoso pero da una experiencia completa de la vida cotidiana de la ciudad. Elegimos el riad Dar Anika (http://riadanika.com/) que resultó fantástico. Un lugar sencillo pero precioso, con atención personalizada, delicada y preocupada de cada detalle. Además tiene un exquisito restaurant en la azotea con música en vivo. Todo su staff se desvive por hacer de su estadía algo inolvidable. Fuimos a conocer el riad El Fenn (https://el-fenn.com/) que nos pareció espectacular pero tan elegante y enorme que la experiencia marroquí es muy distinta. Su tienda es conocida por sus productos de calidad y su restaurant es bonito y elegante pero con un sistema de menú fijo que no me acomodó. Lo mismo nos pasó con La Maison Arabe ( http://www.lamaisonarabe.com/) también uno de los riads mas elegantes de la ciudad, demasiado grande en mi opinión, pero sus 3 restaurantes son algo que vale la pena visitar y probar. 
Riad El Fenn

El barrio judío de Mellah es un lugar poco visitado pero muy interesante. En su momento la comunidad judía en Marrakech fue una de las más grandes de Europa, hoy es más bien testimonial pero su sinagoga y cementerio valen la pena ver. Se entra por la plaza Ferblantiers, que es la plaza de hojalateros de la ciudad.

Marrakech es sin lugar a dudas un lugar lleno de magia, caos, sabores, olores y sonidos diferentes. Es de esas ciudades que calan fuerte en el recuerdo y para algunos en el corazón. Conocer una cultura tan distinta es un regalo para la mente y el alma, aquí no queda alternativa que abrirse a conocer un estilo de ver y vivir la vida tan distinto al que conocemos. Los días que se viven aquí son un verdadero sueño en donde se levita todo el tiempo al ritmo de las oraciones musulmanas y al sabor de las delicias marroquíes.



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