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lunes, 26 de noviembre de 2018

Navegando por el Báltico



Me encantan los cruceros; creo que son una excelente manera de conocer varios lugares en poco tiempo, en un ambiente cómodo, entretenido, variado y con atracciones para todos en la familia. A mi en lo personal, me fascina navegar, caminar por las cubiertas en las tardes, sentir el viento en la cara y ver la inmensidad del mar delante de mis ojos. Las más bonitas puestas de sol y los más inolvidables amaneceres los he visto arriba de un barco. He hecho cruceros por varias partes y por eso puedo asegurarles q el crucero por el Báltico tiene muchos atributos. El itinerario es el primero, si bien son cruceros algo más largos, de 7 hasta 14 días, las rutas están muy inteligentemente planeadas así que no se hace aburrido. Tiene muchos puertos de llegada en varios países distintos, interesantes y variados, por lo que en un solo viaje se conoce mucho. La duración de la estadía en cada puerto está muy bien pensada y da tiempo perfecto para recorrer las principales atracciones de cada ciudad. Este es un viaje que es un verdadero imperdible en la agenda de cualquier viajero exigente.

Esta vez tomamos un NCL que tenía la particularidad de ofrecer dos puertos de embarque, esta flexibilidad es ideal para combinar los planes previos o posteriores que uno tenga. Los itinerarios en general son bien similares en las diferentes compañías de crucero, la única diferencia es que los más largos incluyen una visita a Noruega que no está en el Báltico sino en el mar del norte. El nuestro salía de Alemania e iba recorriendo el Báltico en dirección contra reloj.  Un punto importante a tener en cuenta es el clima. Esta es una de las zonas más al norte del mundo civilizado, este viaje no se puede hacer en cualquier época del año y lo más recomendable es ir entre Junio y Septiembre. Revise bien las temperaturas antes de hacer la maleta y lleve de todo un poco. Es habitual encontrarse con lluvia y frío pero tampoco es raro tener calor, más que mal es verano.

Tallin

Embarcamos en Warnemunde, un pequeño pueblito en el norte de Alemania, separado de Berlín por 3 horas de tren. Un excelente medio de transporte, cómodo y eficiente. Los pasajes se pueden comprar en https://www.bahn.de/m/view/en/index.shtml desde 3 meses antes de la fecha del viaje.  No recorrimos el pueblo por la ansiedad de los niños de subir al barco, el cansancio y especialmente por que a la vuelta veríamos muchos pueblos en Alemania. En todo caso Warnemunde es un pueblo a la orilla del Báltico, encantador y muy chico que se recorre en una mañana. Después de un tranquilo y cálido primer día de navegación llegamos a Tallin, capital de Estonia y su ciudad más grande, aunque a penas tiene 440.000 habitantes. Durante la edad media vivió sus años de gloria, siendo puerto obligado de los barcos que comerciaban entre Rusia y Europa. Hoy tiene un presente tranquilo que vive principalmente del turismo. La ciudad se divide en dos, la parte baja y la parte alta que alberga la ciudad antigua y que es el principal atractivo de Tallin.

Ciudad antigua amurallada
La parte antigua es un pueblo amurallado que tiene algunas torres absolutamente intactas. El recorrido entero de esta zona toma medio día hecho con calma. Vale la pena partir por la Iglesia San Olaf que con su agotadora escalera caracol lo lleva a la torre. La vista de la ciudad desde aquí es inigualable. Recorra sus calles de adoquines y visite el comercio local que es atractivo y novedoso. Su moneda es el euro y todos hablan inglés, lo que facilita el paseo. Imperdible visitar Masters Yard y el pasaje de Katarina en donde verá artesanía local, especialmente lana, en un ambiente medieval que lo traslada en el tiempo.
Plaza del ayuntamiento
Aquí se puede subir al muro y pasear por su parte interior. A un par de cuadras esta la calle Viru, otro de los accesos al pueblo antiguo en donde hay un mercado de flores y frutas. Como en todo pueblo pequeño, la plaza es el punto central. Aquí se encuentra el ayuntamiento y varios edificios preciosos. Disfrute de un café en la plaza y mire el impactante movimiento turístico que se ve, la mayoría provenientes de cruceros que recalan aquí solo por medio día. Tome una de las calles que lo llevan a la parte alta de la ciudad para visitar el icono de Tallin: la Catedral Alejandro Nevsky. Construida en honor al héroe nacional, esta iglesia es patrimonio de la humanidad. A su lado, el edificio del Riigikogu, sede del parlamento estoniano, es un precioso edificio amarillo pastel que basta con apreciar por fuera. No se puede ir de Tallin sin ver sus miradores, en la parte más alta de la ciudad están los más famosos. Se trata de de Toomkiriju, Kohtuotsa y Patkuli, todos muy cerca entre si, separados por una corta camina por las preciosas calles adoquinadas de la ciudad antigua. Tallin vive del turismo y se nota, sus fachadas están en perfecto estado, sus calles impecables y sus habitantes muy preparados para recibir turistas. Recorrer sus rincones es un viaje en el tiempo, volver a la edad media pero de la mano de gente amable y carismática. Un lugar simplemente adorable


Si bien nuestra segunda parada fue en San Petersburgo, esa ciudad merece un posteo completo a parte, que vendrá más adelante. Nos vamos entonces a la tercera parada, la encantadora ciudad de Helsinki en Finlandia. Con una población de 1 millón de personas, Helsinki es la ciudad más grande del país, su capital y sede del gobierno. Se independizó de Rusia después de la revolución y antes estuvo dominado por Suecia, lo que explica porque el sueco es el segundo idioma oficial y en muchas partes encontrará la señalética en finlandés y en sueco.

Catedral Uspenskin
El punto central de la ciudad es la Plaza del mercado que está en el muelle principal de la ciudad, al lado de la casa de gobierno. Muchos puestos en donde se venden frutas, verduras y artesanía local. A un par de cuadras domina la escena la Catedral Uspenskin. Esta catedral ortodoxa construida en 1862 está inspirada en el estilo moscovita del siglo XVI. Tiene 13 cúpulas que representan a Cristo con sus apóstoles. Es considerada la catedral ortodoxa más grande de toda Europa. A solo un par de cuadras, compite en su belleza la Catedral de Helsinki que corona la plaza del Senado. Es conocida como la Catedral Blanca y es la catedral luterana más importante de la ciudad. En su interior corona el altar un retablo del entierro de Jesucristo donado por el Zar Nicolas I y en la plaza hay una preciosa estatua del Zar Alejandro II. Toda la influencia rusa se desparrama por la ciudad demostrando los largos años de dominación. Si tiene suerte con el clima recorra la preciosa avenida Esplendi, repleta de tiendas elegantes y buenos restaurantes. Dependiendo la cantidad de tiempo probablemente tendrá que optar al momento de elegir museos. Las alternativas principales son el Ateneum que es el museo nacional de Finlandia, el precioso Kiasma que es el museo de arte contemporáneo y el Kansallis que contiene principalmente arte finlandés. Si de mi dependiera, me quedo con el Kiasma por tamaño y por la impactante belleza interior y exterior de su edificio.
Iglesia de Piedra de Temppeliauko
Capilla del Silencio
Hay dos lugares bien únicos en la ciudad que nos hablan de una cultura reflexiva y un mundo interior muy potente. El primero es la Iglesia de Piedra Temppeliauko. Revise los horarios porque a mi me tocó cerrada por la hora de almuerzo. El lugar es una mágica obra de diseño y arquitectura. Su forma circular da una sensación de integración que se confirma con el precioso uso de los materiales de manera integrada y armónica. Es una iglesia luterana, evidenciando la doble religiosidad que existe de manera tan latente en Finlandia. A unas pocas cuadras de aquí encontrará  capilla del silencio ubicada en Kampi, el barrio del diseño. Es una pequeña edificación de madera que alberga un templo laico. Un lugar que invita a detenerse, callarse y oír la voz interior, un regalo enorme en la vida agitada de una capital. También se puede convertir en refugio del duro clima, en una ciudad en donde la lluvia y el frío son protagonistas casi constantes. Aproveche de caminar por el barrio, no por nada Helsinki es reconocida como la capital mundial del diseño. Se respira creatividad, imaginación y vanguardia. El diseño se ve en lo urbano y también en lo íntimo, en cada esquina, en cada tienda e incluso en la gente, su manera de vestir y de vivir. Mi recomendación es hurguetear por las diferentes tiendas y fascinarse con una cultura dedicada a la creatividad. De vuelta al crucero no deje de admirar los nuevos y modernos barrios que están construyéndose cerca del muelle. Edificios con pequeños departamentos, con arquitectura de vanguardia y mucha estética. Los jóvenes se han volcado a este lugar por precio, comodidad y estética.
Nyhavn - Copenhague

Después de perdernos Estocolmo por mal clima llegamos a Copenhague, ciudad preciosa, cautivante, única e inolvidable. Cuesta elegir un destino preferido en esta ruta tan completa y variada, pero sin duda esta ciudad robó mi corazón. La capital de Dinamarca es una ciudad pequeña con 700.000 habitantes en la zona urbana. Originalmente fue una aldea vikinga y hoy ostenta el premio a la ciudad más feliz del mundo. Es la ciudad más visitada de Escandinavia y las razones para mi son evidentes, es una ciudad amable, fácil, preciosa, limpia y ecológica, imposible no enamorase de ella.

La Sirenita
Un recorrido por la ciudad tiene, en mi opinión, solo un punto de partida lógico. Primero por su ubicación y segundo porque sin duda alguna es el icono de la ciudad. Por esto, no concibo empezar en otro lado que no sea visitando a la famosísima escultura de la Sirenita, inspirada en uno de los personajes de Hans Christian Andersen, cuida la bahía con una actitud de tranquilidad que conmueve. La escultura fue un regalo de un empresario cervecero a la ciudad. Se juntan muchos turistas a sacar fotos pero el lugar es amplio y hay espacio para todos. Al lado está Kastellet, o también llamado parque Churchill. Una antigua ciudadella con forma de estrella, rodeada por un canal que la protegía de los agresores. Hoy funciona como cuarteles militares y está abierta al publico. Es un bonito paseo que además sirve de atajo entre la Sirenita y el centro de la ciudad. Recorra sus jardines en donde destaca un enorme molino de viento en perfecto estado.
A unas pocas cuadras se encuentra la Iglesia de Federico, conocida popularmente como Iglesia de Mármol, es un precioso templo luterano que luce la mayor cúpula de toda Escandinavia. Está inspirada en la catedral de San Pedro y se nota. Al otro extremo de la calle se ubica el Palacio de Amalienborg, uno de los muchos palacios reales de la ciudad. Es la residencia actual de la reina Margarethe II que gobierna el país desde 1972. La monarquía es querida y respetada en Dinamarca, es parte importante de su cultura y no hay cuestionamientos sobre su rol.

Nyhavn
A penas a unas pocas cuadras nos vamos a encontrar con otro icono de la ciudad, Nyhavn, un muelle construido a finales del siglo XVII como puerta de entrada a la ciudad. Hoy es uno de los puntos turísticos más importantes y sus postales recorren el mundo con sus coloridos edificios, bares y restaurantes. Desde aquí salen botes de paseo por la bahía que yo recomiendo hacer solo si sobra el tiempo porque la ciudad tiene mucho por ofrecer en las calles.
Palacio Rosernbog
En este barrio hay mucho movimiento, tiendas y restaurantes. Disfrute de las fachadas porque son impresionantes, grandiosas y muy bonitas. Entreténganse merodeando por sus calles, entrando a las tiendas y conversando con los locales. La amabilidad y simpatía de los daneses fue algo que a mi me sorprendió. Con caras llenas de sonrisas lo reciben a uno siempre de buena gana y con la mejor disposición. El inglés es habitual aunque no fluido en muchos casos pero se logra la comunicación básica
Estacionamiento de bicicletas 
A pocas cuadras aparece el precioso palacio Rosenborg que hoy alberga un museo con tesoros de la monarquía. Está ubicado en un enorme y cuidado parque que vale la pena visitar de pasada, camino a Torvehallerne, el mercado de Copenhague. Siempre los mercados son un lugar interesante para visitar, con comida típica, mucho ambiente y un grato lugar para detenerse a descansar y tomar algo. Torvehallerne se volvió rápidamente en uno de mis preferidos. Primero porque aunque hay bastante gente, el espacio es grande y no se ven aglomeraciones. Además su limpieza y orden son impresionantes y nuevamente destaca la amabilidad de quienes ahí trabajan. Súmele la enorme y variada oferta gastronómica y el lugar es simplemente perfecto.
Dinamarca es el segundo país que más usa la bicicleta en el mundo. Es algo realmente impresionante como están por todas partes y como la ciudad los privilegia, facilitándoles la vida con amplias ciclovías, estacionamientos especiales y preferencia frente a los automóviles. Nunca dejó de impactarme la cantidad de bicicletas que se ven por todos lados. En la ciudad la mitad de los habitantes la usa para ir al trabajo. Hay una cultura pro bicicleta que hace que su masivo uso sea un medio de transporte seguro, cómodo y económico.

Rundetarn
Stroget
Otro must es recorrer las calles peatonales de la ciudad. Hay varias pero la principal es la Stroget que es la calle peatonal más larga de toda Europa. Repleta de gente, bicicletas, tiendas, cafés y mucha onda en un ambiente amable y sin complicaciones. No se puede dejar de visitar la Rundetarn, una torre redonda que alberga uno de los observatorios astronómicos más antiguos de Europa. Se sube por una rampa de caracol adoquinada, impresionantemente linda y muy única. Las vistas de arriba son preciosas. Vale demasiado la pena el esfuerzo físico de la subida.
Kanal Cafeen
A esta altura del día el cuerpo ya pide el almuerzo. Donde fueres haz lo que vieres dice el refrán, esto aplica especialmente a la comida. Siempre lo digo y hoy lo repito, hágase el animo de comer comida típica de los lugares a los que va, es parte importante de conocer un lugar  y así entender de manera más global su cultura. Nosotros almorzamos en el Kanalcafeen (https://www.kanalcafeen.dk/) un restaurant de comida típica danesa que se nota tiene muchos años de historia. Lleno de gente y de recovecos, el lugar parece chico pero es enorme, bien atendido y la comida muy típica danesa. La especialidad son unos sandwich abiertos que se comparten y preparan en la mesa, toda una novedad. Mucha cebolla, alcaparras y aliños, vale la pena probar. Al frente está el Palacio Christiansborg, un imponente edificio barroco del 1167. Fue la primera residencia de la familia real hasta que se incendió en 1794. Hoy es la sede del parlamento.
Alrededores del Palacio Christiansborg

Este barrio es muy bonito para caminar, con edificios de impresionantes fachadas, el canal que se aparece en varias partes y las ciclovías repletas de ciclistas que le dan un toque tan danés a Copenhague. Si le alcanza el tiempo, cruce el puente Knippelsbro hacia Christianshavn, el barrio hipster de la ciudad. Vale la pena visitar el edificio de la opera y el papiroen, un mercado de alimentos con ambiente juvenil y entretenido.

Christiania
A pesar de que nosotros no alcanzamos a visitarla, le dejo la inquietud de conocer Christiania, una ciudad dentro de la ciudad de Copenhague. Con alrededor de mil habitantes que hacen sus reglas y leyes de común acuerdo, este es un lugar sacado de una novela media surrealista. Las calles no están pavimentadas y su aspecto general es desmaquillado o incluso de abandono. Hay áreas "verdes" en donde se permite el libre consumo y comercio de marihuana a pesar de que en Dinamarca está prohibido. Un lugar distinto e interesante.


No quise incluir la información sobre Estocolmo porque como por problemas de clima no pudimos conocerlo, prefiero escribir de las cosas que si conocí. Sin embargo, tengo toda la información importante de la ciudad, si la necesita puede contactarme vía mail o vía instagram para compartirla.

El Báltico es un lugar único, repleto de historias, de mitos y leyendas. Pueblos que han convivido, lidiado, sobrevivido y vivido junto al mar y de el mar, eso les da un carácter distinto, fuerte, y resiliente. Atiborrado de personajes notables, valientes, emprendedores y soñadores. Su pasado vikingo, rudo y aguerrido ha dado paso a gente amable, distinta, acostumbrada a un clima duro y a un lugar lejano, sin embargo acogedora y simpática. Su distancia de Europa central si bien no es enorme en kilómetros si lo es en la cultura, estos son pueblos de mar y se les nota. Su clima agreste e impredecible solo lo hace mas atractivo e interesante. Su comercio denota todo esto, encontrará productos únicos y muy distintos, creativos y vanguardistas. Uno de esos lugares a los que inevitablemente tendré que volver.
Copenhague

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martes, 28 de noviembre de 2017

La Sorprendente Canadá: parte 1


Fui a Canadá de rebote, para completar un viaje. Fue tanto lo que me sorprendí que tuvimos que volver al año siguiente. Canadá es un país absolutamente espectacular. No solo por ser el segundo más grande del mundo (con a penas 35 millones de habitantes), ni por tener más lagos que el resto de los países del mundo juntos. Tampoco es por tener una enorme población de osos negros, grises y polares, o por sus paisajes de infinita belleza, sino que probablemente lo más fascinante de Canada es que es considerado el país más educado del mundo. Más de la mitad de la población tiene titulo de educación superior y creanme, ¡se nota!. Poblado por el oeste por Siberianos y Esquimales y por el este colonizados por ingleses y franceses, Canadá explica así porque constitucionalmente tiene dos idiomas oficiales: Francés e Ingles y varias lenguas originarias además. A pesar que los ingleses ganaron a los franceses en dominar los territorios, a estos último se les permitió instalarse en Quebec y mantener el lenguaje y las normas francesas. Hoy en esta zona el idioma predominante es francés y por eso al entrar por la frontera que colinda con Vermont, lo recibe un cartel con un gran "bonjour". 

Queríamos llevar a los niños a conocer NY pero siempre nos gusta conocer algo junto con ellos y por eso partimos agregando las Cataratas del Niagara. Fue así como terminamos haciendo un viaje inolvidable en auto desde NY hasta Canada, recorriendo las principales ciudades de la Costa Este de este único país. En este posteo (que tendrá dos partes) daremos una mirada a las ciudades más conocidas del este, Quebec, Montreal, Toronto, Ottawa y las impresionantes Cataratas del Niagara, dejando la zona americana de Nueva Inglaterra para otro momento.

Cruzando la frontera, después de un tramite rápido y amable que se hace desde el auto, lo más cercano es partir a Montreal. Sin embargo, nosotros subimos al NE hacia Quebec para después ir bajando al resto de las ciudades de manera más directa. Las carreteras son de primer nivel, con excelente señalización y muchas alertas por los ciervos que se cruzan. En zonas de alta presencia de estos animales, se ponen luces y la velocidad máxima baja drásticamente. Al llegar a Quebec parece una ciudad cualquiera, mucho movimiento en las afueras y se atraviesa por barrios urbanos tranquilos, ordenados y ni de milagro se oye una bocina. Al llegar al centro histórico la cosa cambia, aparece una ciudad amurallada y detrás de esto un pequeño pueblo con aires parecidos a Montmartre. Calles angostas, repletas de restaurantes y tiendas entretenidas, todas vigiladas desde la altura por el magnifico castillo que hoy alberga al Hotel Fairmont. Panoramas imperdibles es visitar el edificio del Parlamento provincial de Quebec, la Citadelle y usar el funicular que lo lleva desde una especie de rambla en la altura a la parte baja de la ciudad que si bien tiene menos atractivo, da una mejor visión general. Perderse por sus angostas calles, repletas de pequeños locales con productos de el más variado interés. Tomarse un café mirando la ciudad y su movimiento. Realmente es como estar en Paris pero, espero no se ofenda nadie, con gente mucho más amable y educada. Es que el canadiense es realmente otra cosa en su trato, es de un nivel de educación y amabilidad transversal que yo no he visto en otro país. No solo nadie molesta a nadie sino que a ratos pareciera que todos quieren hacerle a uno la vida mas agradable. Que maravilla de cultura.
Volvamos a Quebec, el lugar da para pasar un día completo ahí, no más. Tomar el auto y disfrutar de la amplia carretera que bordea el río St Lawrence para llegar a Montreal. Son 250 km con tráfico expedito y pasando por varios pueblitos pintorescos que vale la pena visitar.

Tengo que decir que tuvimos un poco de mala suerte en Montreal. Nuestra llegada coincidió con "la boda del año" entre un príncipe belga y la nieta de un ex primer ministro canadiense. La ciudad estaba bastante colapsada y habían novios por todas partes. Creo que contamos mas de 15 parejas de novios que buscaban compartir aniversario con la connotada pareja. Por suerte encontramos un hotel BBB muy recomendable y al limite entre la ciudad vieja y la nueva, muy buena ubicación y a  un precio muy económico  (https://hotelsdauphin.ca/). Montreal es una isla, como Manhattan, rodeada por dos ríos que le dan brisa y dibujan su paisaje. Sin embargo, su principal atractivo está en la vida bajo el suelo. Hay una ciudad bajo Montreal y se ha construido para evitar las frías temperaturas de invierno, convirtiéndola así en la ciudad subterránea mas transitada del mundo. Edificios conectados entre si, estaciones de metro que conectan por túneles directo a los edificios y malls, tiendas y muchos muchos túneles le dan vida a este atractivo rasgo de la ciudad. Su vida universitaria en la parte mas alta produce gran contraste con el pueblo antiguo en donde están los restaurantes más pintorescos y entretenidos. Otra vez nos encontramos con un pedazo de Francia en Canadá. Estuvimos un día completo aquí y creo que fue poco. Le daría uno más.


Entre Montreal y Ottawa hay a penas 200 kilómetros, saliendo a media mañana se llega a almorzar tranquilamente. Para mí, esta fue por lejos la gran sorpresa del viaje. Es como estar en Disney, no por los juegos sino por el perfecto orden en la urbanización de la ciudad. Situada a orillas del río del mismo nombre y que es la linea divisoria entre las provincias de Quebec y Ontario. Con el río se acaba el francés y comienza el inglés. A la orilla y sobre una mini colina, se encuentra el edifico del parlamento de Canadá en una explanada que lo lleva a uno al mundo de Harry Potter. En el mismo sector se encuentra la corte suprema y el campanario Victoria. Todo se puede recorrer caminado por senderos. Se respira vida sana y al aire libre en cada rincón, repleto de deportistas y gente paseando. Casi no se ven turistas extranjeros.
 El rincón mas bonito de la ciudad está en el extremo del canal Rideau que atraviesa la ciudad moviendo el agua del río Ottawa al lago Ontario con un sistema de exclusas. Es el canal (de los que han sido continuamente operados) más antiguo de Norteamérica. Se puede recorrer en parte, en paseos en bote lo que entrega no solo una bonita y distinta vista de la ciudad sino también de las afueras. Imperdible. Si va en invierno, el canal se congela y se transforma en pista de hielo. Imperdible también es el Mayor's Hill Park en donde se van a encontrar con la National Gallery. Mucho arte canadiense y una destacada y enorme colección de obras de Chagall (uno de mis favoritos). Pasando por la Catedral de Notre Damme llegaran al mercado Byward que tiene mucho movimiento y es sin duda el punto mas entretenido de esta tranquila ciudad. A nosotros nos saturó un poco y por eso nos hicimos cliente frecuente del Irish Pub que esta cerca del Parlamento, en la calle Sparks, una calle peatonal en el sector financiero. Estuvimos dos días en Ottawa y fueron suficientes.
Por ahora llegamos hasta aquí, este es solo el primer acercamiento, Toronto y las Cataratas del Niagara quedan para el próximo posteo.


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miércoles, 7 de junio de 2017

Ruta Romántica Parte 3...Rothenburg ob der Tauber


Rothenburg ob der Tauber y yo nos enamoramos a primera vista.  Créanme, no hay un pueblo más lindo en la ruta romántica.  Son alrededor de 40 minutos desde Wurzburg, aunque dependerá si toma la ruta romántica o la carretera. Recomiendo la primera que va bordeando un río con paisajes maravillosos.  Formalmente en la ruta hay 3 pueblos antes de Rothenburg que nosotros no vimos, nuevamente es cuestión de tiempo y de elecciones.

Los primeros intentos de formar un pueblo en la zona datan del año 970 pero recién en el siglo XIV se asienta aquí, en la parte alta de un cerro, sobre un valle por donde corre el Río Tauber.

Vista al valle desde el Burggarten en Rothenburg ob der Tauber
Las afueras del pueblo son como cualquier otro, con tiendas grandes y bastante movimiento pero cruzando el muro es otra cosa.  Pareciera que al atravesar ese arco de piedra uno retrocede 600 años automáticamente.  Rothenburg es de los pocos que quedan 100% amurallados. Ojo que entrar en auto tiene sus limitaciones, las cuales nosotros pudimos obviar ya que nos alojábamos en un hotel dentro del pueblo. No puedo no detenerme en este punto, tengo que reconocer que nos dimos hartas vueltas con la elección del hotel y no pudimos estar más acertados.  Aquí no se ven cadenas de lujo ni hoteles internaciones.  Todo es local lo que lo hace mucho mas atractivo.

Hotel Herrnscholösschen
Nos alojamos en el Hotel Herrnschlösschen, una maravilla. Desde que llegamos todo fue perfecto. Nos recibieron con mucha calidez, ofreciéndonos consejos para aprovechar al máximo el tiempo y acompañados de una copa de champaña en el jardín. Nos dieron una pieza de cuento, todo preciosamente puesto y con baño recientemente remodelado.   El desayuno, que está incluido, lo sirven en el jardín trasero.  La misma niña encantadora que nos hizo el check in nos ofreció el desayuno (a lo circo pobre) preciosamente presentado. La ubicación del hotel no puede ser mejor.  A una cuadra de la plaza central donde está la municipalidad y a un par de cuadras del Burggarten.  Este precioso jardín se ubica en donde alguna vez hubo un castillo y es el lugar perfecto para ver el atardecer con la ciudad amurallada en la espalda y el fantástico valle de Tauber en frente.  Hay muchos bancos para instalarse a disfrutar del escenario.  

Muralla de Rotenburg
La muralla que rodea el pueblo tiene una longitud de 5km, perfectamente caminable.  Para que les digo las vistas que ofrece tanto hacia el valle como hacia la ciudad.  Sus torres de vigilancia se encuentran intactas y a la mayoría se puede subir.  También se puede recorrer el muro parcialmente e ir metiéndose entremedio de las calles de este pueblo que aunque es bien chico, tiene muchos atractivos.  Imposible no nombrar las iglesias, que son impresionantes en Alemania especialmente por la sencillez de sus naves y lo ostentoso de los altares.

Guia del Tour Nocturno en Rothenburg
El otro atractivo son las tiendas, en su mayoría con productos navideños ya que este pueblo tiene unos de los mercados navideños más importantes de Alemania.  Por supuesto que hay tiendas con souvenirs y también con productos locales.  En las tardes, creo que a las 8pm hay un guía que ofrece tours nocturnos por la ciudad, un personaje este hombre.

Comer fue para mi más difícil, la oferta no es muy amplia y el menú muy local.  Embutidos, cerdo y mucha cerveza es lo que más se ve.  Confieso que nunca vi a mi marido comer tan contento. ¡Ah! que no se me olvide, en Alemania la  propina no es algo usual, en muchos lugares no se usa o es muy baja. 

Para la mañana siguiente, antes de partir, dejamos el último must de Rothenburg, subir a la torre de la alcaldía que está en pleno Marktplatz (Plaza del Mercado).  Subir es una hazaña, no solo porque son varios pisos sin ascensor sino porque en algunas partes es tan estrecho que uno a penas pasa.  Al llegar arriba el vértigo es feroz pero por la vista vale la pena.  Les anticipo que la torre se bambolea y uno que tiene cultura sísmica solo piensa por donde arrancar.  
Más información sobre Rothenburg en: https://tourismus.rothenburg.de/index.php?id=816

Al dejar Rothenburg, el hotel nos trajo el auto (que no puede quedarse dentro del pueblo) con botellas de agua helada y mapas para el camino.  Nunca me trataron con tanta delicadeza.  Salimos alrededor del medio día en dirección a Dinkelsbül, otro pueblo amurallado pero de  un tercio del tamaño del anterior.  

Dinkelsbül

Al llegar inmediatamente destacan las torres de su muro. Son varias y con estilos bien diferentes, hay que verlas todas, se puede hacer en poco tiempo.  Después de caminar por sus calles y recorrer parte de su muro, subimos a la torre de la Iglesia de Sankt Georg. Un par de euros y mucha energía se necesitan para subir los alrededor de 300 peldaños que lo llevan a la parte alta de la torre. Les aviso que las piernas quedan tiritando un buen rato.  A la vuelta recorrer la nave es una buena alternativa, no solo para ver su precioso altar sino para tomar algo de aire fresco en verano.  Los alemanes ocupan muy poco (o casi nada) el aire acondicionado, totalmente opuesto a los americanos que lo ponen hasta en las plazas. 



Nordlingen altstadt
Después de almorzar partimos hacia nuestro siguiente destino: Nordlingen. Media hora separa ambos pueblos. Al llegar allá nuevamente nos recibe un muro intacto.  Un pueblo de tamaño mas grande y con una perfecta forma circular en donde se agradece un poco más de brisa. Tengo que decir que no esperaba 34 grados en agosto. Otra iglesia preciosa con el nombre de St. George y sus 300 peldaños dejaron mis pies al borde de la huelga.  

Nordlingen

No le cuenten a nadie pero entre nosotros, aquí se hizo necesario un helado para recobrar energía y lograr ver algo de la muralla.  El lugar es precioso pero a esta altura de la tarde el cansancio arrecia y las fuerzas flaquean.


Al salir del precioso y desarrollado Nordlingen nos fuimos directo a Augusburg, una ciudad universitaria en la mitad de la ruta romántica.  Elegimos pasar la noche aquí porque tiene un hotel impresionante que era justo lo que mi agotado cuerpo necesitaba.

Si bien comimos rico y nos impresionamos con lo joven de su población (mérito de la Universidad), solo la usamos como albergue para pasar la noche y recuperar energía para nuestro tercer día, del cual les contaré la próxima semana.

Aunque yo llevaba todo bastante estudiado, recomiendo mucho usar el mapa en papel de la ruta. Se consigue en cualquier hotel y es realmente práctico. Para estudiar antes de partir recomiendo, además del sitio oficial de la Romantische Strasse este otro sitio que tiene información practica y ordenada de cada pueblo:  http://www.romanticroadgermany.com/  Aquí verán que hay algunos pueblos que yo no visité y que si disponen de más tiempo ustedes puedan estar interesados en conocer.

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