martes, 28 de noviembre de 2017

La Sorprendente Canadá: parte 1


Fui a Canadá de rebote, para completar un viaje. Fue tanto lo que me sorprendí que tuvimos que volver al año siguiente. Canadá es un país absolutamente espectacular. No solo por ser el segundo más grande del mundo (con a penas 35 millones de habitantes), ni por tener más lagos que el resto de los países del mundo juntos. Tampoco es por tener una enorme población de osos negros, grises y polares, o por sus paisajes de infinita belleza, sino que probablemente lo más fascinante de Canada es que es considerado el país más educado del mundo. Más de la mitad de la población tiene titulo de educación superior y creanme, ¡se nota!. Poblado por el oeste por Siberianos y Esquimales y por el este colonizados por ingleses y franceses, Canadá explica así porque constitucionalmente tiene dos idiomas oficiales: Francés e Ingles y varias lenguas originarias además. A pesar que los ingleses ganaron a los franceses en dominar los territorios, a estos último se les permitió instalarse en Quebec y mantener el lenguaje y las normas francesas. Hoy en esta zona el idioma predominante es francés y por eso al entrar por la frontera que colinda con Vermont, lo recibe un cartel con un gran "bonjour". 

Queríamos llevar a los niños a conocer NY pero siempre nos gusta conocer algo junto con ellos y por eso partimos agregando las Cataratas del Niagara. Fue así como terminamos haciendo un viaje inolvidable en auto desde NY hasta Canada, recorriendo las principales ciudades de la Costa Este de este único país. En este posteo (que tendrá dos partes) daremos una mirada a las ciudades más conocidas del este, Quebec, Montreal, Toronto, Ottawa y las impresionantes Cataratas del Niagara, dejando la zona americana de Nueva Inglaterra para otro momento.

Cruzando la frontera, después de un tramite rápido y amable que se hace desde el auto, lo más cercano es partir a Montreal. Sin embargo, nosotros subimos al NE hacia Quebec para después ir bajando al resto de las ciudades de manera más directa. Las carreteras son de primer nivel, con excelente señalización y muchas alertas por los ciervos que se cruzan. En zonas de alta presencia de estos animales, se ponen luces y la velocidad máxima baja drásticamente. Al llegar a Quebec parece una ciudad cualquiera, mucho movimiento en las afueras y se atraviesa por barrios urbanos tranquilos, ordenados y ni de milagro se oye una bocina. Al llegar al centro histórico la cosa cambia, aparece una ciudad amurallada y detrás de esto un pequeño pueblo con aires parecidos a Montmartre. Calles angostas, repletas de restaurantes y tiendas entretenidas, todas vigiladas desde la altura por el magnifico castillo que hoy alberga al Hotel Fairmont. Panoramas imperdibles es visitar el edificio del Parlamento provincial de Quebec, la Citadelle y usar el funicular que lo lleva desde una especie de rambla en la altura a la parte baja de la ciudad que si bien tiene menos atractivo, da una mejor visión general. Perderse por sus angostas calles, repletas de pequeños locales con productos de el más variado interés. Tomarse un café mirando la ciudad y su movimiento. Realmente es como estar en Paris pero, espero no se ofenda nadie, con gente mucho más amable y educada. Es que el canadiense es realmente otra cosa en su trato, es de un nivel de educación y amabilidad transversal que yo no he visto en otro país. No solo nadie molesta a nadie sino que a ratos pareciera que todos quieren hacerle a uno la vida mas agradable. Que maravilla de cultura.
Volvamos a Quebec, el lugar da para pasar un día completo ahí, no más. Tomar el auto y disfrutar de la amplia carretera que bordea el río St Lawrence para llegar a Montreal. Son 250 km con tráfico expedito y pasando por varios pueblitos pintorescos que vale la pena visitar.

Tengo que decir que tuvimos un poco de mala suerte en Montreal. Nuestra llegada coincidió con "la boda del año" entre un príncipe belga y la nieta de un ex primer ministro canadiense. La ciudad estaba bastante colapsada y habían novios por todas partes. Creo que contamos mas de 15 parejas de novios que buscaban compartir aniversario con la connotada pareja. Por suerte encontramos un hotel BBB muy recomendable y al limite entre la ciudad vieja y la nueva, muy buena ubicación y a  un precio muy económico  (https://hotelsdauphin.ca/). Montreal es una isla, como Manhattan, rodeada por dos ríos que le dan brisa y dibujan su paisaje. Sin embargo, su principal atractivo está en la vida bajo el suelo. Hay una ciudad bajo Montreal y se ha construido para evitar las frías temperaturas de invierno, convirtiéndola así en la ciudad subterránea mas transitada del mundo. Edificios conectados entre si, estaciones de metro que conectan por túneles directo a los edificios y malls, tiendas y muchos muchos túneles le dan vida a este atractivo rasgo de la ciudad. Su vida universitaria en la parte mas alta produce gran contraste con el pueblo antiguo en donde están los restaurantes más pintorescos y entretenidos. Otra vez nos encontramos con un pedazo de Francia en Canadá. Estuvimos un día completo aquí y creo que fue poco. Le daría uno más.


Entre Montreal y Ottawa hay a penas 200 kilómetros, saliendo a media mañana se llega a almorzar tranquilamente. Para mí, esta fue por lejos la gran sorpresa del viaje. Es como estar en Disney, no por los juegos sino por el perfecto orden en la urbanización de la ciudad. Situada a orillas del río del mismo nombre y que es la linea divisoria entre las provincias de Quebec y Ontario. Con el río se acaba el francés y comienza el inglés. A la orilla y sobre una mini colina, se encuentra el edifico del parlamento de Canadá en una explanada que lo lleva a uno al mundo de Harry Potter. En el mismo sector se encuentra la corte suprema y el campanario Victoria. Todo se puede recorrer caminado por senderos. Se respira vida sana y al aire libre en cada rincón, repleto de deportistas y gente paseando. Casi no se ven turistas extranjeros.
 El rincón mas bonito de la ciudad está en el extremo del canal Rideau que atraviesa la ciudad moviendo el agua del río Ottawa al lago Ontario con un sistema de exclusas. Es el canal (de los que han sido continuamente operados) más antiguo de Norteamérica. Se puede recorrer en parte, en paseos en bote lo que entrega no solo una bonita y distinta vista de la ciudad sino también de las afueras. Imperdible. Si va en invierno, el canal se congela y se transforma en pista de hielo. Imperdible también es el Mayor's Hill Park en donde se van a encontrar con la National Gallery. Mucho arte canadiense y una destacada y enorme colección de obras de Chagall (uno de mis favoritos). Pasando por la Catedral de Notre Damme llegaran al mercado Byward que tiene mucho movimiento y es sin duda el punto mas entretenido de esta tranquila ciudad. A nosotros nos saturó un poco y por eso nos hicimos cliente frecuente del Irish Pub que esta cerca del Parlamento, en la calle Sparks, una calle peatonal en el sector financiero. Estuvimos dos días en Ottawa y fueron suficientes.
Por ahora llegamos hasta aquí, este es solo el primer acercamiento, Toronto y las Cataratas del Niagara quedan para el próximo posteo.


Cross Check y reportar


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