miércoles, 9 de mayo de 2018

Descubriendo Lisboa




Portugal es parte importante de la historia de los descubrimientos del nuevo mundo y su capital Lisboa es una invitación constante a encontrarse con ese espíritu descubridor. Su idioma, una mezcla de ritmo y melancolía lo trasladan a un lugar mágico en donde la luz, los colores y las vistas lo inundan a uno desde el primer momento. Una ciudad puerto que se alza desde el rio y se va trepando como maraña en los diferentes cerros que la componen. Repleta de rincones es una ciudad que lo obliga a dejar el mapa de lado y perderse entre sus calles. Subir, bajar, andar; básicamente callejear por la ciudad. La zona turística no es muy extensa pero tiene tanto que ver que se necesitan al menos 3 días para dar una buena aplanada a las calles y descubrir así los secretos de Lisboa.
Barrio Alto
La ciudad tiene muchos barrios entretenidos para recorrer. Hagamos un mapa mental, parémonos en la orilla del río Tejo, mirando hacia el centro de la ciudad. Ahí se ve claramente que al lado izquierdo hay un cerro por donde se encaraman el Barrio Alto y Chiado. Al lado derecho hay otro cerro y ahí está Alfama, probablemente el más turístico de todo Lisboa. Por el centro corre en medio de ambos cerros el barrio de Baixa. Un poco más alejado, en la periferia de Lisboa, se encuentra el barrio de Belem. Estas son las zonas básicas a recorrer para palpar la esencia de la capital de Portugal. No se asuste, toda esta maraña de calles, barrios y suburbios esta unida por un eficiente sistema de transporte público que conecta buses, ascensores, trenes, metro, tranvías y funiculares. Muy recomendable para recorrer todo este laberinto es comprar la "Lisboa Card" (www.lisboacard.org). Desde 1 a 3 días le entrega acceso ilimitado a todo el transporte público de la ciudad, entradas liberadas a varias atracciones turísticas y varios descuentos. Nosotros le sacamos el jugo.

Vista del Mirador de San Pedro de Alcántara

Puestos del mirador de San Pedro de Alcántara
El Barrio Alto y Chiado están tan juntos que a ratos se entremezclan. Es que se parecen mucho. Ambos son barrios con mucha onda bohemia. El alto con algo más de irrupción de nuevos restaurantes y tiendas de moda. Ambos toman mucha más forma a partir de la puesta de sol. Tiene dos miradores preciosos, el de Santa Catarina, que mira principalmente a la Bahía y el de San Pedro de Alcántara, que mira a Alfama y Baixa. Este mirador fue mi preferido, lo visité dos veces, a la hora de almuerzo y a la hora de la puesta de sol. Siempre repleto de turistas, lejos el que más onda tiene.
Ascensor da Gloria
Lleno de puestos con venta de comida y venta de pequeños objetos principalmente de artesanía. Una cerveza o vino aquí a la hora de la puesta de sol es un absoluto must. En este lado de la ciudad se ven de manera dramática sus dos caras más extremas. Por un lado las decenas de fachadas forradas en preciosos azulejos típicamente portugueses decoran las calles como si fuera una fiesta. Por el otro, los horribles grafitis pandilleros la ensucian al nivel de basural. Por suerte hay tantas atracciones que uno casi se olvida de los rayados. No se pierda los dos "ascensores" que hay en esta zona. El Da Gloria que lo deja justo en el mirador de San Pedro y el Da Bica que es el más popular de la ciudad, básicamente porque comunica el Chiado con el Barrio Alto, zona de gran movimiento de gente. Ambos fueron construidos a fines del siglo XIX. Andar lento por sus vías es un verdadero viaje en el tiempo. Sorprende la facilidad con la que se trepan por los cerros entremedio de curvas y peatones. Sus choferes son muy amables y todos de alguna manera, son guías turísticos de la ciudad. Si no tiene la tarjeta puede pagar en efectivo al chofer. No deje de visitar la iglesia de San Roque,  una oda al barroco portugués y cuyos altares son de los más ostentosos de Europa. En estas calles hay dos restaurantes imperdibles para comer el sofisticado y maravilloso Bistro 100 Maneiras (http://100maneiras.com/bistro/?lang=en) y el entretenido Bairro do Avillez (https://www.joseavillez.pt/en/bairro-do-avillez) que es un centro gastronómico, con un solo dueño. Le recomiendo aquí la taberna. En ambos es imperativo reservar. En la medida que vaya metiéndose en Chiado verá como en cada rincón hay un café o un bar, o ambos en el mismo local. Durante la noche, la celebración aquí no para. Especialmente en la calle "rosa" que es un sector de la calle Rua de Carvalho donde están las discos y los streap shows. Esto funciona hasta la madrugada. Imperdible resulta visitar el recientemente remodelado mercado de la ciudad, que fue comprado por la revista Time Out y ahora lleva su nombre (www.timeoutmarket.com). Como todos los mercados, está repleto de puestos, con venta de comida típica portuguesa, muchas tapas y vino. Hay mucho espacio para sentarse cómodamente, no se ven las aglomeraciones de los mercados españoles.
Mercado Timeout

Alfama
Para otro día organice la visita a Alfama. El barrio más turístico e histórico de la ciudad. Aquí encontrará el Castillo de San Jorge, el Panteón, la Catedral SE y la Iglesia de San Antonio dentro de la lista de imperdibles. Sin duda, la principal atracción es el castillo. Aquí usted puede pasar una hora o todo el día dependiendo de cuanto le interese la historia de la nobleza portuguesa. El castillo data del siglo VI así que tiene mucho que contar. Si la historia no es lo suyo, la visita se paga con la vista de la ciudad, los jardines y las calles que lo rodean. Alfama  está repleta de pendientes y de turistas, vaya con energía. El famoso tranvía 28 (que todas las guías recomiendan evitar por su congestión y exceso de carteristas) se pasea por el barrio como una verdadera cuncuna. Tómelo si es que quiere evitar cansancio pero con resguardo de los carteristas. Hay en esta zona muchos miradores imperdibles, especialmente el de Nuestra Señora del Monte, que es el más alto de la ciudad y el que menos turistas tiene. Un manjar para quienes disfrutamos de la fotografía.
Vista del Mirador Nuestra Señora del Monte al Castillo San Jorge

Audrey?s
Si ya subió por las escaleras hasta aquí, nada le cuesta caminar unas 3 cuadras adicionales y conocer el Mirador Da Gracia que tiene una linda iglesia y práctico café para disfrutar de la vista y un poco de descanso. La panorámica que se tiene desde aquí al Castillo es espectaculare. Bajando hacia el mar están casi pegados los miradores de Santa Luzia y Puertas del Sol, una oda a los azulejos, característica propia de toda la ciudad de Lisboa. Repletos de turistas y rodeados por restaurantes de dudosa calidad, en esta zona le recomiendo almorzar en uno que encontramos escondido al lado de los miradores. Lo destaco, por lo alejado del ruido, su buena atención y rica comida. Se trata del Audrey's, un verdadero oasis a la locura turística y al implacable sol de Alfama. Si tiene tiempo de ir al Panteón, no deje de subir al techo que ofrece otra magnífica y completa vista de la ciudad.

Veredas

A unas pocas cuadras está la Catedral SE y la Iglesia de San Antonio, casi pegadas una con la otra. Este lugar representa el corazón de Alfama. Si a esta altura ya no siente las piernas, no dude en tomar un motocarro chino. Hay por montones y a precios bastante razonables. Sus choferes hablan varios idiomas y normalmente son buenos conocedores de la ciudad. Mucha gente mayor recorre toda Lisboa en estos carros que como no logran gran velocidad, no son peligrosos.
El ascensor de Lavra, es el más lindo de la zona. Tiene una ruta que es prácticamente curva y termina a una cuadra del precioso e imperdible jardín Torel. Alfama es un barrio para perderse, callejear por donde lo lleve su instinto sin dejar de ver las grandes atracciones.

Le advierto que si bien Lisboa está repleta de turistas, sus veredas son angostas e incómodas de recorrer porque están construidas con una piedras tipo adoquín chico, muy irregulares, que se ven preciosas pero obligan a zapatos planos o zapatillas.
Si le queda algo de energía puede ir a recorrer Baixa, que siempre está a mano. Es el corazón de Lisboa y aquí se encuentran las grandes plazas y avenidas. Un distrito principalmente de compras. Fue destruido en 1755 por un terremoto y posterior tsunami y esto permitió su reconstrucción ordenada en forma de cuadriculas. Visita obligada es la Plaza de
Ascensor Santa Justa
Comercio, lugar en donde puede tomarse una cerveza con los pies metidos en el rio Tejo. Hay que subir al mirador del Arco Rua Augusta que da una vista totalmente distinta de la ciudad, con el rio a la espalda. Le sugiero un café en la plaza Rossio si es que disfruta de las muchedumbres. La zona de Baixa es realmente famosa por dos iconos turísticos. El primero es el ascensor da Justa, que es el único vertical de la ciudad. Tiene un café arriba y un mirador en la parte más alta que da bastante vértigo si es que uno ha visto la forma del ascensor y considera que tiene más de 100 años de antigüedad. Hay un puente que lo comunica a la segunda atracción más popular de la zona y es las ruinas del Convento del Carmo (http://www.museuarqueologicodocarmo.pt/). Revise bien los horarios porque cierra temprano y vale la pena ver como se conservan las ruinas de este lugar construido en 1396 y destruido con el terremoto de 1755. En el lugar hay también un museo arqueológico interesante de visitar. Lo que yo hice para no perderme nada, fue imprimir un mapa de la zona turística y marcar con destacador lo imperdible. Muy útil herramientas en ciudades complejas como esta.

Monumento a los descubrimientos y puente 25 de Abril

El Barrio de Belem es para medio día en la medida que pueda estar instalado allá antes de las 10 am, si no, considere almorzar allá porque de lo contrario no alcanzará a apreciarlo en su completa magnitud. Puede llegar tomando el tranvía 15E que sale de la Plaza de Comercio, o bien tomando el tren que va a Cascais y que para en Belem. Si al llegar la fila para entrar al Monasterio de los Jerónimos es corta, aproveche y visítelo de inmediato, se puede perder hasta una hora en la fila. Si es larga, déjelo para la tarde consultando los horarios de cierre.  Este convento (http://www.mosteirojeronimos.gov.pt/) se construyó para conmemorar el regreso de Vasco da Gama de la India y su financiamiento se hizo con impuestos cobrados a especies que llegaban a Portugal. Tanto comercio hubo que el Monasterio es de los más opulentos del mundo. Vale la pena entrar a la iglesia, para la cual no hay que pagar ni hacer filas. De una belleza impresionante este lugar no deja indiferente a nadie. Tenga en cuenta que para subir al segundo piso hay que hacerlo desde dentro del monasterio. Al terminar su visita puede ir a comer uno de los mundialmente famosos pasteles de nata a la Pastelería de Belem (http://pasteisdebelem.pt/en/) que está a una cuadra. Es imposible no verla porque a toda hora hay decenas de personas en la entrada y por todo el barrio verá gente pasearse con sus características bolsas.
Plaza Imperio y al fondo Monasterio de los Jerónimos

Puede descansar un rato en los preciosos jardines de Plaza de Imperio que es una de las más grandes de Europa. Cruzando hacia el rio se llega al impresionante monumento a los Descubrimientos. Levantado en 1960 para conmemorar los 500 años de la muerte de Enrique el Navegante. Con 52 metros de altura y sus 33 personajes relacionados a los descubrimientos portugueses, no deja indiferente a nadie. Vale la pena subir al observatorio porque se tiene una vista espectacular de todo Belem y también del puente 25 de abril que tiene un enorme parecido al Golden Gate de San Francisco. La explicación a esto es fácil, ambas ciudades son tremendamente sísmicas y el diseño del puente considera esa problemática. Si el almuerzo lo encuentra aquí le advierto que la oferta no es espléndida pero le sugiero pruebe el pica pau, un plato típico portugués parecido al strogonoff. Realmente delicioso.
Torre de Belem
No se puede ir de Belem sin conocer la multifacética Torre de Belem (http://www.torrebelem.gov.pt/). Fue construida en 1520 en medio del rio Tejo para servir como defensa en la entrada a la ciudad. Con el tiempo, cuando esta función dejó de ser necesaria, se transformó en una cárcel, luego en un faro y después en una unidad cobradora de impuestos siendo trasladada a la orilla. Con el paso de los años logra su más lucido trabajo, ser icono no solo de Belem sino también de Lisboa. Se puede visitar en todos sus niveles y tiene un simpático sistema de semáforos internos ya que las escaleras son tan angostas que no permiten gente subiendo y bajando al mismo tiempo. Si aun tiene energía puede hacer el paseo en ferry a la orilla opuesta y llegar así a Porto Brandao donde se encuentra el enorme monumento a Cristo Rey. Vuelva a la ciudad a ver la puesta de sol en alguno de sus miradores. No se descubre Lisboa sin esta experiencia.
Casa de Linhares

Finalmente, lo más importante para volver sintiendo que vivieron la ciudad al máximo es oír, en vivo, el precioso y melancólico fado. Este género musical auténticamente Portugués fue definido por el poeta Fernando Pessoa (ídolo literario local) como "Ni alegre ni triste. El fado es la fatiga del alma fuerte". Yo me di el trabajo y encontré un tremendo lugar para oírlo. Se trata de la Casa de Linhares (http://www.casadelinhares.com/). Una antigua mansión renacentista en donde vivían los Condes de Linhares. Hoy cobija un restaurant que cada 20 minutos tiene un trio que va cambiando y que canta 3 canciones de fado por turno. Yo había leído de lo potente que era oír esta música en vivo, pero debo decir que la experiencia superó por mucho la expectativa. Realmente es algo que paraliza la sangre, profundo, precioso, poderoso, tanto que resulta casi hipnotizante. El fado es de las cosas que uno sabe que extrañará cuando se vaya de Lisboa. Lo mejor de todo es que además, la comida en este lugar es fantástica y el servicio también entonces es una experiencia absolutamente imperdible.
En el siguiente posteo les contaré sobre los pequeños pueblos en las cercanías de Lisboa que dan una experiencia totalmente distinta a la de la ciudad


¡Cross check y reportar!




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